Ramiro (Rami) Intriago

Me retiré recientemente después de 36 años y medio como ingeniero en el Centro Espacial Kennedy de la NASA, donde tuve el increíble privilegio de trabajar en los programas de vuelo espacial humano de Estados Unidos. Mi trabajo se enfocó en el ensamblaje, la integración y las pruebas de los sistemas de transporte de tripulación que ayudan a enviar y traer astronautas de manera segura hacia y desde la Estación Espacial Internacional. A lo largo de mi carrera, Dios me ha bendecido con la capacidad de generar confianza, construir relaciones, comunicarme eficazmente y liderar a otros con un modelo de liderazgo de servicio inspirado en Jesucristo.

Aunque crecí en la Iglesia Católica y siempre creí en la presencia de Dios, no fue sino hasta que atravesé un divorcio en 2001 que realmente experimenté una relación personal con Cristo. Esa prueba me llevó de rodillas a buscar a Dios y a leer la Biblia por primera vez por mi cuenta. En ese tiempo, también había estado asistiendo a eventos del ministerio de hombres Promise Keepers, donde escuchaba con regularidad la predicación del evangelio y fui impactado por testimonios poderosos. A través de ese proceso, el Espíritu Santo abrió mis ojos a mi profunda necesidad de un Salvador y a la verdad transformadora de vida que Jesús ofrece por medio de Su muerte, resurrección y ascensión.

Mi esposa, Carla, y yo somos miembros de Christ Community Church en Daytona Beach, Florida, desde 2006. Todos nuestros hijos crecieron en la iglesia, y ha sido un gozo servir al Señor juntos como familia. He tenido el privilegio de servir como diácono y actualmente como anciano. Dios ha puesto un fuerte deseo en mi corazón de discipular a otros hombres, y he tenido el honor de iniciar y liderar el ministerio de hombres en el pasado, y ahora de manera más personal, conforme Dios me guía.

Además del ministerio local, Carla y yo participamos en una misión a corto plazo en Santa Cruz, Costa Rica, donde colaboramos con Corner of Love para ministrar a refugiados nicaragüenses. Fue una oportunidad poderosa de ser las manos y los pies de Jesucristo, llevando esperanza y compasión a personas en gran necesidad.

Me siento honrado de ser parte de este viaje misionero y espero con entusiasmo servir a otros, crecer en la fe y compartir el Evangelio de Jesucristo donde sea que Él me lleve.