Jesús dijo una parábola acerca de un siervo inmisericorde. Steve Ham, de Respuestas en Génesis – Estados Unidos, explica cómo los cristianos necesitan tratar a otros a la luz de la misericordia que Dios nos extendió.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos recibirán misericordia. (Mateo 5:7)
La gran pregunta del día: ¿Cómo deberíamos responder a la misericordia de Dios?
En Mateo 18:21 Pedro preguntó a Jesús cuántas veces él debería perdonar a su hermano si pecara contra él. Jesús respondió relatando una parábola acerca de un siervo que debía a su rey un gran monto de dinero. Después de que el hombre suplicó al rey que fuera paciente con él, el rey fue movido a compasión y le perdonó su deuda. Pero, aun después de recibir tal misericordia del rey, el deudor fue a una persona que le debía dinero y lo hizo llevar a la cárcel por no pagarle su deuda. Jesús describe qué ocurrió después:
Entonces su amo, después de haberlo llamado le dijo: “¡Tú siervo malvado! Yo te perdoné toda tu deuda porque me suplicaste. ¿No deberías haber tenido compasión también del siervo compañero tuyo?” Y su amo estaba enojado, y dejó que fuera torturado hasta pagar todo lo que le debía. (Mateo 18:32–34)
Mateo 18 es un pasaje solemne que todo cristiano debe leer. En este maravilloso pasaje Jesús nos enseñó acerca de la actitud correcta para manejar conflictos con nuestro hermano o hermana en Cristo: ser misericordiosos.
Todos estamos en el lugar del siervo inmisericorde. Todos los que han recibido la salvación de Jesucristo han recibido misericordia ilimitada. La misericordia que nos ha sido dada es infinita y cubre una deuda infinita. Ninguna persona en nuestra condición humana pecaminosa puede pagar su deuda ante Dios. Aun si estuviéramos en el infierno por un millón de años, nuestra deuda no podría ser pagada porque hemos pecado contra un Dios santo e infinito. Por tanto, el castigo debería ser también infinito.
Ésta es la extensión de la misericordia de Dios. Él ha cubierto nuestros pecados eternamente mediante Jesucristo, quien pagó completamente la deuda por nosotros en la cruz. Aunque nosotros no lo merecemos, Jesús ha extendido graciosamente Su misericordia por nosotros.
¿Cómo vamos a responder a Su misericordia? El Rey ha perdonado nuestra deuda. ¿Deberíamos entonces nosotros rehusar perdonar a otros? No importa el mal que otro nos haya hecho, no hay manera en que pueda compararse con lo que nosotros hicimos contra nuestro Creador. Cuando reconocemos cuán increíble es la misericordia de Dios, entonces aparte de gratitud sincera a Dios necesitamos ser misericordiosos.
Jesús concluyó Su parábola con una advertencia severa. Después de hablar acerca de cómo castigó el rey al hombre que rehusó mostrar misericordia, Jesús dijo: “Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” (Mateo 18:35).
La gran idea de hoy es: Aquéllos que muestran misericordia recibirán misericordia.
Porqué orar: Ora por aquéllos que necesitas perdonar, y luego perdónalos.