La Resurrección de Jesucristo: Una introducción

Tim Chaffey, ReG–USA escribe acerca de la resurrección al examinar la importancia de este evento milagroso.

por Dr. Tim Chaffey marzo 28, 2018 ; último presentado abril 19, 2019
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Todos los años espero que llegue la Pascua con gran entusiasmo, ya que me provee amplias oportunidades para hablar del tema más emocionante que conozco—la Resurrección de Jesucristo. Me encanta cantar los himnos clásicos acerca de la crucifixión y la resurrección. Claro está, también disfruto escribir y hablar acerca de la creación, la evolución, el Génesis, la edad de la tierra, la autoridad bíblica, y la cosmovisión bíblica, pero no hay un tema que me apasiona más que la Resurrección. Cuando pienso en aquel domingo glorioso, en el que un ángel rodó hacia atrás la piedra y el Salvador que conquistó la muerte salió de la tumba que temporeramente guardaba su cuerpo muerto—milagrosamente asegurando para nosotros la esperanza de la salvación.

Trato de pensar como habría sido si yo estuviera en las sandalias de los discípulos cuando vieron al Salvador resucitado por vez primera. Imagínese ver todos sus sueños y esperanzas desvanecer por que puso su fe en una persona que fue violentamente golpeada y brutalmente ejecutada en una cruz. La agonía y desesperación que sintieron los discípulos durante ese tiempo es casi imposible de entender. Lo habían dejado todo por Jesús, y ahora se había ido, dejando a los discípulos inmersos en su dolor, confusión y vergüenza por haber seguido a un “mesías falso” que ahora era visto como alguien maldecido por Dios (Isaías 53:4; Gálatas 3:13).

Imagínate estar en los zapatos de Pedro. El discípulo impetuoso que expresó que moriría por Jesús, ahora estaba sufriendo las grandes profundidades de abatimiento al haber rechazado cobardemente a Jesús varias veces. De repente, María Magdalena se presenta con la información que el cuerpo de Jesús no está en la tumba y ninguna de las mujeres que fueron esa mañana temprano a la tumba lo han podido hallar (Juan 20:2). ¿Crees que algún rayo de esperanza habrá pasado por la mente de Pedro? ¿O tal vez un sentimiento de coraje añadiendo a su vergüenza que podrían estar deshonrado el cuerpo de su Señor? ¿Qué pensó cuando entró en la tumba y vio que los lienzos yacían donde debía haber estado su cuerpo? ¿Tal vez se sumergía más profundamente en su propia miseria al regresar a su casa esa mañana (Juan 20:10)?

La falta de esperanza absoluta hizo que Pedro se desplomara más tarde cuando se le aparece Jesús sano y vivo (Lucas 24:34; 1 Corintios 15:5). Esto no fue una falsa aparición, no fue una visión o alucinación. Jesús ya se le había aparecido a María Magdalena (Juan 20:11–18) y luego ese mismo día a dos discípulos camino a Emaús (Lucas 24:15) y más tarde al grupo entero de discípulos, menos a Tomás (Lucas 24:36). En las próximas semanas, Jesús se mostró vivo a sí mismo por medio de “varias pruebas infalibles” a los discípulos (Hechos 1:3) y hasta en una ocasión se le apareció a más de 500 personas a la vez (1 Corintios 15:6).

Después de un corto tiempo, los discípulos llenos del Espíritu Santo y el conocimiento de la verdad de la Resurrección del Señor salieron con confianza absoluta de que su mensaje era verdad y viraron el mundo al revés con el evangelio, enfrentando firmemente persecuciones y hasta incluso la misma muerte.

Y en el centro de su mensaje se encuentra la Resurrección. El mensaje de Pedro en el Día de Pentecostés se centró en la Resurrección de Jesús (Hechos 2:24–36). Pablo también se enfocó en la Resurrección. Algunos filósofos en Atenas pensaron que él era un poco extraño por que predicaba acerca de Jesús y la Resurrección (Hechos 17:18). Y cuando se dio la oportunidad de hablar en el Areópago, Pablo presentó su mensaje y luego dio que Dios “juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado [Jesús] de entre los muertos” (Hechos 17:31). De hecho, el capítulo 12 del libro de Hechos habla acerca del mensaje que fue recorriendo toda Jerusalén hasta extenderse por todo el Imperio Romano. Merrill C. Tenney, dice: “En cada presentación, la resurrección es una constante, no es depreciada o ignorada, sino que ocupa un lugar de prominencia.”1

Tristemente parece que este evento ya no ocupa un lugar de prominencia para muchos cristianos, y se deja simplemente como un tema para el sermón de Domingo de Pascua. He visitado iglesias que no le dan mucha importancia. Muchos se enfocan en el trabajo que cumplió Jesús en la cruz, que solamente presentan levemente el tema de la Resurrección como si fuese un pensamiento secundario.2 Por favor no me malinterpreten. La Crucifixión es absolutamente necesaria y nunca debemos rehuir el hablar sobre la cruz, pero hay que tener en mente que la Resurrección es el lado opuesto a esa moneda. Sin la Resurrección, la muerte de Cristo sería el fin de todas nuestras esperanzas y por supuesto, sin Su muerte, no hubiera resucitado de entre los muertos. Ambas son necesarias para el perdón de nuestros pecados (Efesios 1:7; 1 Corintios 15:17).3 De hecho, Pablo le dijo a los corintios que el mensaje del evangelio que él predicaba era “Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;” y que fue visto por mucha gente (1 Corintios 15:1–8).

En los últimos años he leído el Nuevo Testamento, y he prestado una atención particular a la resurrección. Me he quedado asombrado de la frecuencia con que los escritores mencionan el tema. Pablo dedicó un capítulo entero al tema y discutió su importancia con relación a la fe cristiana.

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él resucitó a Cristo, al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó; y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. (1 Corintios 15:14–19)

Si Jesús no hubiera resucitado de entre los muertos, entonces el cristianismo sería una religión falsa y no tendríamos esperanza alguna. Nuestros seres queridos se marcharían para siempre y nosotros estaríamos todavía en el pecado. Aprecio mucho el resumen sobre la importancia de la Resurrección de Philip Schaff basado en las palabras de Pablo.

La iglesia cristiana depende de la resurrección de su Fundador. Sin este hecho la iglesia no pudo haber nacido, o si hubiera nacido hubiera resultado en una muerte natural. El milagro de la resurrección y la existencia del cristianismo suelen estar tan íntimamente conectados que ambos en última instancia se sostienen o se caen. Si Cristo resucitó de entre los muertos entonces todos sus milagros son reales y nuestra fe es impenetrable; pero sino resucitó, murió en vano y nuestra fe es inútil. Solamente fue su resurrección que hizo que su muerte fuera para nosotros expiación, justificación y salvación. Porque sin su resurrección, su muerte sería la sepultura de todas nuestras esperanzas; deberíamos entonces estar sin redención y bajo la condena de nuestros pecados. El evangelio de un salvador muerto sería una contradicción y un desdichado engaño. Este es el razonamiento del Apóstol Pablo y lleva con sí una fuerza irresistible.

La resurrección de Cristo es sin lugar a duda una pregunta de examen del cual depende la verdad o la falsedad de la religión cristiana. Solo presenta dos opciones, el milagro más grande de la historia o el mayor engaño jamás registrado.4

Ahora considere la alternativa. Si Jesús realmente resucitó de entre los muertos entonces un milagro asombroso ocurrió, y es por medio de este acto que Dios confirmó su sello de aprobación sobre la vida y trabajo de Jesús para que todos lo vieran.5 En otras palabras, la resurrección nos confirma que Dios afirmó la verdad de las enseñanzas de Cristo, dando a entender que Jesús es exactamente quien dijo ser—el eterno Hijo de Dios hecho carne y el salvador del mundo. Él es el único que nos puede salvar de nuestros pecados y es el único camino al Padre. (Juan 14:6). Todos los que lo rechazan están eternamente condenados por haber despreciado al Señor de la vida y Su oferta de perdón.

Todo depende de la resurrección. Si Jesús resucitó, entonces él es el Hijo de Dios y el cristianismo es verdad. Consecuentemente, los críticos y los escépticos han tratado desesperadamente de desarrollar teorías alternas para deshacerse de la Resurrección. Pero en vano es su búsqueda por una alternativa legítima, y solo logran demostrar que ellos entienden la centralidad de la Resurrección mejor que muchos cristianos, o que se preocupan grandemente por ella. Irónicamente como será demostrado en futuros artículos sobre la resurrección, los argumentos de los críticos y escépticos realmente nos han ayudado a fortalecer nuestra confianza en la verdad de la Resurrección.

Los apóstoles sabían que Jesús murió en la cruz y solo unos días después lo vieron vivo nuevamente. Ellos estaban tan seguros de este hecho que estaban dispuestos a enfrentar persecuciones, exilio y muerte. Imagínate tener una confianza similar a la de los apóstoles.f ¿Qué haría esto en tu caminar con Cristo, si tuvieras la completa certeza de este evento? ¿Estarías más motivado que nunca para estudiar Su Palabra, pasar tiempo en oración, pasar más tiempo con los hermanos en la fe, y compartir Su evangelio con otros?

La crucifixión de Jesús, Su sepultura y Su Resurrección es el único medio por el cual las personas pueden ser perdonadas de sus pecados y tener la esperanza para la vida eterna.

Referencias y Notas

  1. Merrill C. Tenney, The Reality of the Resurrection (Chicago, IL: Moody Press, 1972), n.p. Versión electronica del capítulo en el cual aparece la afirmación en inglés. www.rediscoveringthebible.com/Realitych3.pdf. Accesado el 1ro de febrero de 2013.
  2. Le llamo a esto el síndrome de la Pasión, nombrado así por la fórmula utilizada en la película de Mel Gibson: La Pasión de Cristo. Las dos horas de la película se concentraron mayormente ilustrando los horrores de la tortura y muerte de Cristo, pero enfocándose en su resurrección solo al final por un minuto. Los católicos y los protestantes usualmente tienen diferentes razones para enfocarse en la crucifixión pero tal investigación está más allá del enfoque de este artículo. Mi punto por demostrar es que ambos han descuidado a veces la resurrección.
  3. Matthewson escribió: “[E]n 1 de Corintios 15:17, Pablo hace muy claro que si seguimos en nuestros pecados Cristo no ha sido resucitado. Mientras que la muerte y resurrección de Jesucristo fueron eventos separados, ambos son elementos inseparables cuando se trata de la proveer el perdón a nuestros pecados.” Steven Mathewson, Risen: 50 Reasons Why the Resurrection Changed Everything (Resucitado: 50 Razones porque la resurrección lo cambió todo) (Grand Rapids, MI: Baker Books, 2013), 23.
  4. Philip Schaff and David Schley Schaff, History of the Christian Church (La historia de la iglesia cristiana) (New York: Charles Scribner’s Sons, 1910), I.2.19.
  5. Gary R. Habermas and Michael R. Licona, The Case for the Resurrection of Jesus (El caso para la resurrección de Jesús) (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 2004), 183.

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