Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, (2 Timoteo 3:16)
La gran pregunta hoy en día: ¿Cuál es el verdadero significado de “inspiración”?
En los 14 devocionales pasados, hemos estado considerando el carácter de Dios. Esto está directamente relacionado con que toda Escritura es inspirada por Dios. Dios es la fuente de la inspiración de Su Palabra. Dios no tiene límites y es perfecto en todos Sus caminos. Todos Sus atributos son consistentes y están tejidos en perfecta armonía más allá de la capacidad humana. El carácter perfecto de Dios nos demuestra que Su Palabra inspirada es creíble, fiable y digna de confianza así como Dios mismo. Tenemos que tener claro que la Biblia también enseña que la Palabra fue inspirada a través del hombre. (2 Pedro 1:20–21).
¿Alguna vez han pensado en la inspiración de un edificio increíblemente diseñado? ¿Qué tal en una obra de arte o una pieza musical asombrosa? Ciertamente la inspiración fue increíble, pero, ¿cuál fue el poder de esa inspiración? ¿Fue perfecta? ¿Llevaba consigo verdad eterna? Ninguna persona puede decir que no tiene error ni la capacidad de contener error. Por eso es importante entender que la inspiración de la cual la Palabra habla no es solo una motivación como la que vemos en obras de arte u otras obras humanas maravillosas. La palabra “inspiración” usada en el versículo de hoy en el griego es “Theopneustos.” Esta palabra literalmente significa “Dios habló.” Cuando leemos las Escrituras, debemos entender que no estamos simplemente leyendo las palabras de hombres que tuvieron un talento inspirado. Estamos leyendo la Palabra de Dios que fue hablada a través de hombres que Él eligió para darnos Su Palabra en autenticidad y en plena autoridad. Todavía vemos rasgos de Su personalidad, el impacto cultural, y hasta la pasión del autor derramada en las páginas de las Escrituras. Vemos la perfecta Palabra de Dios sin corrupción hablada a través de los corazones y mentes de los hombres que Él eligió. Podemos ver la naturaleza perfecta de Dios en Su Santa Palabra, y podemos relacionarnos a través de la humanidad de los escritores que Él eligió.
Aunque las grandes obras humanas a través de la historia nos demuestran una inspiración cautivante, ninguna obra humana puede reclamar la perfecta e inerrante Palabra hablada por Dios. Podemos ser conmovidos por una sinfonía de Mozart o deslumbrados por una obra de Shakespeare, pero solo la Palabra de Dios es perfecta, confiable y eterna.
La gran idea de hoy: La inspiración bíblica es única e incomparable con cualquier inspiración humana.
Sobre qué orar: humildemente agradécele a Dios por hacer Su Palabra tan accesible.