Por todo el mundo encontramos leyendas culturales y mitos que se parecen mucho a ciertos relatos en las Escrituras como el de la Creación, la Caída, el Diluvio y los relatos de la Torre de Babel.
En una cultura donde la Palabra de Dios es constantemente atacada tanto por aquellos dentro como fuera de la iglesia, debemos estar siempre preparados para presentar defensa de la esperanza que está en nosotros. Esta serie web sobre Apologética está diseñado para darle las herramientas necesarias para defender la fe.
Cuando nos enfrentamos a la cuestión de si la Biblia registra la historia antigua con precisión en Génesis 1-11, o si estos pasajes se derivan de algún otro documento “antiguo”, primero tenemos que recordar lo que la Biblia dice sobre ella misma. La Palabra de Dios ha hecho la afirmación final y justificable sobre sí misma que ninguno de estos otros textos antiguos ha hecho. La Biblia afirma en repetidas ocasiones ser la perfecta Palabra de Dios (2 Timoteo 3:16; 2 Pedro 1:21; Salmo 19: 7; 119: 160). Por lo tanto, si la Biblia hubiera efectivamente tomado prestado de las antiguas mitologías, la anterior afirmación podría ser cuestionada.
Por todo el mundo encontramos leyendas culturales y mitos que se parecen mucho a ciertos relatos en las Escrituras como el de la Creación, la Caída, el Diluvio y los relatos de la Torre de Babel.1 A menudo, estos relatos son utilizados como confirmación externa de la credibilidad de la Escritura.
Si se acepta el relato de las Escrituras de que todos somos "una sangre" (Hechos 17:26), también se debe aceptar el relato bíblico de que todo el patrimonio humano se remonta a la ciudad de Babel donde toda la población humana vivió después del Diluvio mundial de Noé. Si realmente sucedió así, se esperaría encontrar relatos históricos parecidos (como la creación y el diluvio) dentro de las historias y tradiciones de grupos étnicos de hoy sobre cómo alguna vez vivieron juntos en un mismo lugar después de la gran inundación. Dados los muchos años de diversidad cultural mientras la humanidad se esparcía por todo el mundo, no es de extrañar que estas historias hayan adoptado sus propias influencias culturales a la hora de contarlas.
A mediados de la década de 1800 en las ciudades enterradas del Antiguo Cercano Oriente (incluyendo Nínive y Nippur en la actual Irak), varias excavaciones descubrieron toda una biblioteca de tablillas de tiempos tempranos en Mesopotamia. Dentro de estos hallazgos y sobre las tablillas estaban escritas listas de reyes, archivos de negocios, documentos administrativos, y una serie de versiones de la narrativa del diluvio. Cada versión variaba en estilo lingüístico y en cuanto a terminación, (la mayoría estaban sólo parcialmente intactas). La versión más completa era la recopilación babilónica de la Epopeya de Gilgamesh.2 En la undécima tableta había una narración sobre la gran inundación, y muchos detalles muestran similitudes con el relato bíblico del Diluvio. Sin embargo, en lugar de ser utilizadas como una confirmación de credibilidad bíblica, muchos han intentado utilizar estas tablillas como razón para dudar de la autoridad de la Palabra de Dios porque suponen que algunas de ellas son anteriores a los primeros tiempos de autoría bíblica (anteriores a Moisés). Con esta supuesta anterioridad de las tablillas, junto con la historia y la similitud en el lenguaje, algunos han llegado a la conclusión de que los relatos bíblicos son una derivación de las leyendas sumerias anteriores. Algunos hasta han sugerido que la historia en Génesis es también una forma de mitología judía más temprana de la misma manera que otros textos de Oriente Medio.
Muchos han utilizado estos documentos como razón para dudar de la autoridad y la inspiración de la Palabra de Dios. Algunos han utilizado estos documentos para rechazar a Moisés como el escritor del Génesis, y muchos han utilizado estos documentos para sugerir que Génesis mismo es mito, o poesía, o hasta simplemente un argumento (una polémica teológica) usada para refutar estos mitos supuestamente anteriores.
Sólo se puede llegar a dos conclusiones diferentes sobre un estudio que evalúa si la Biblia es una derivación de la mitología antigua: 1) La afirmación bíblica sobre su inspiración divina y perfección es falsa y la Biblia no se puede confiar o 2) La Biblia es realmente la Palabra de Dios, y cualquier otro reclamo de autoría o influencia externa es falsa.
COMO VEAMOS LA ESCRITURA TIENE GRAN INFLUENCIA EN NUESTRA FORMA DE VER LA FIABILIDAD DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO.
Como veamos la Escritura tiene gran influencia en nuestra forma de ver la fiabilidad del Evangelio de Jesucristo, sobre el cual se centra toda la cristiandad. Cuando leemos las afirmaciones de la Escritura, nos quedamos sin espacio para dudar qué es lo que ella dice sobre sí misma. La Biblia afirma que toda la Escritura viene de Dios y no de la voluntad humana. La Biblia también afirma una perfección en Dios y de su Palabra, y cualquier inconsistencia o tacha es intolerable para la infalibilidad bíblica y la infalibilidad de Dios. Al final del día, esto se reduce a las demandas de hombres falibles vs. las afirmaciones del Dios infalible.
Hoy en día, algunos estudiosos buscan entender la Escritura a través de un enfoque de estudio "comparativo", buscando paralelismos en los textos y en la cultura como una forma de interpretar la Escritura. Esto significa que los estudiosos utilizan documentos externos para interpretar la Escritura a la luz de éstos, en lugar de comenzar con la Escritura para arrojar luz sobre los documentos externos. Como cualquier otro tema donde se comprometa la Biblia, todo se reduce a puntos de partida.
Si la importancia de la búsqueda de estos documentos en Nínive y Nippur ha causado que algunos duden de la autoridad de la Escritura, la cuestión sólo puede ser un problema de interpretación. Siempre debemos recordar que la Biblia es la Palabra inerrante e infalible de Dios, y que debería interpretarse a sí misma e interpretar la evidencia, en lugar de que la evidencia interprete la Escritura.
La biblioteca de tablillas de Nínive y Nippur fue un hallazgo increíble en un momento donde el significado ni siquiera se conocía. De hecho, no fue hasta décadas más tarde que las tablillas descifradas mostraron una versión del diluvio similar a lo que encontramos en Génesis. Dos de los ítems más importantes que comparten algún parecido con el relato bíblico (aunque ligeramente) fueron las versiones del diluvio y la lista de reyes sumerios, de los cuales la lista de los reyes pre-inundación es de interés particular.
Aunque estos documentos tienen muchas similitudes con la historia bíblica, también hay muchas diferencias. En medio de estas contradicciones, la historia bíblica irradia luz sobre su propia historia y auténtica autoridad pues solo ella posee una lógica consistente para el relato.
La supuesta datación de las tabletas oscila entre los años 2.200-620 a.C. Dios le dio la Ley a Moisés cuando vagaba en el desierto en el siglo XV a.C. Decir que estos documentos sumerios pudieron haber sido escritos incluso hasta 800 años antes de que Moisés escribiera el relato de Génesis no significa automáticamente que el relato de Génesis fue derivado de estos registros sumerios.3
Existen tres posibles explicaciones para las consistencias entre estos documentos y la Biblia:
Uno no puede hacer una elección definitiva entre las opciones primera y tercera sin saltar irracionalmente la segunda opción. Cuando los relatos históricos se transmiten, a menos que se tenga mucho cuidado para evitarlo (tal como el que se ha tenido con el registro bíblico), los registros son generalmente adornados con el tiempo, por lo que la historia se vuelve cada vez más distorsionada.
La segunda opción requeriría que el escritor hubiera eliminado los numerosos adornos y relatos legendarios para producir el registro inspirado. Algunos podrían decir que Dios dirigió a Moisés durante todo el proceso, pero el autor tendría que haber filtrado a través de decenas de textos en varios idiomas sólo para encontrar los restos de material inspirado en cada uno. Si uno tiene que alegar esa intervención divina, tiene mucho más sentido aceptar el punto de vista tradicional de que Dios inspiró todo el texto.
Incluso mientras nos fijamos en la epopeya babilónica del Diluvio, encontramos diferencias dentro de las diferentes versiones de Oriente Medio que se han descubierto. En 1909 H.V. Hilprecht, de la Universidad de Pennsylvania (quien formó parte de las expediciones y excavaciones babilónicas de la Universidad), descubrió el primer fragmento del relato del Diluvio. Después de limpiar y traducir cada carácter cuneiforme cuidadosamente, Hilprecht hizo la siguiente declaración: "En su porción conservada, este relato ha mostrado el mayor parecido a la historia bíblica del Diluvio bíblico que cualquier otro fragmento aún publicado”.4
La declaración de Hilprecht nos ayuda a entender la corrupción en curso de la historia babilónica en comparación con la preservación auténtica del relato bíblico. Esta declaración tampoco apoya la conclusión de que la mitología del Cercano Oriente se debe considerar como la fuente principal de la narración bíblica. Es más, las inconsistencias dentro de los propios textos babilónicos apuntan a una sorprendente falta de fiabilidad en su uso como indicadores de la autenticidad del relato bíblico.
Solo una breve mirada a unos pocos detalles, tanto de la lista de reyes sumerios como de las epopeyas de inundación, mostrará las muchas inconsistencias que hace que los mitos babilónicos pierdan el derecho a ser considerados como fuente de la Escritura.
La lista de reyes sumerios antediluvianos tiene algunas similitudes curiosas con la lista de los patriarcas en Génesis. Por ejemplo, tanto Génesis como la lista sumeria hablan de la inundación, ambos relatos hablan de hombres de grandes edades, y cuando se comparan los diferentes sistemas numéricos, se encuentra que los totales son similares. Las listas, sin embargo, tienen tres diferencias importantes:
Mientras que un estudio de la lista sumeria es un fascinante viaje en el descubrimiento de la forma como los sumerios consideraban a sus antepasados y de cómo funcionaban sus sistemas numéricos y comerciales, la calidad del texto bíblico es claramente superior tanto en integridad textual e información como en calidad espiritual y moral. El texto bíblico no refleja un préstamo de un texto inferior. Si algo, la misma mención de esta lista de reyes que coincide estrechamente con el relato bíblico es una confirmación de la autenticidad bíblica.
Las epopeyas del Oriente Próximo sobre el Diluvio tienen tres versiones principales: la epopeya sumeria de Ziusudra, la epopeya acadia de Atrahasis, y la epopeya babilónica de Gilgamesh. La Epopeya de Gilgamesh es el relato más completo con 12 tabletas descifrables siendo la undécima tableta la versión más completa del diluvio de las tres versiones mencionadas.
After gran amargura por la pérdida de su amigo Enkidu, Gilgamesh busca a Utnapishtim (el equivalente babilónico de Noé) para darle el secreto de la inmortalidad. Utnapishtim le cuenta del deseo de los dioses para inundar el mundo porque no podían dormir por el escándalo de la humanidad. Ea, el dios de la sabiduría, advirtió Utnapishtim en sueños que convirtiera su casa en un barco, tomara semilla de todos los seres vivientes, y le dijera a la gente que él estaba construyendo un barco para escapar de la ira del dios Enlil. Utnapishtim construyó el barco en siete días y tomó a su familia, parientes, a criaturas tanto salvajes como domesticadas, y a todos los artesanos. La gran inundación vino, e incluso los dioses estaban tan aterrorizados por ella que huyeron. Durante seis días y noches, el diluvio abrumó al mundo pero en el séptimo día se calmó. El barco descansó en el monte Nisir y Utnapishtim envió una paloma, y luego una golondrina, y luego un cuervo. Cuando el cuervo no regresó, él hizo un sacrificio, sobre el cual los dioses se reunieron como moscas.
ESTAS EPOPEYAS SOBRE EL DILUVIO REVELAN MUCHAS INCONSISTENCIAS INTERNAS, POR LO CUAL NO PUEDEN SER CONSIDERADAS COMO FUENTES DEL TEXTO DE GÉNESIS.
Estas epopeyas sobre el Diluvio revelan muchas inconsistencias internas, por lo cual no pueden ser consideradas como fuentes del texto de Génesis.
La Biblia declara específicamente que Noé llevó a dos de cada clase de animal terrestre y siete de algunos animales en el Arca. El relato de Génesis es claro y realista cuando se comparan los animales y el tamaño del Arca. La Epopeya de Gilgamesh no es un relato fiable puesto que establece que Utnapishtim tomó la semilla de todos los seres vivos, tanto los silvestres como domesticados, que tenía disponible. Esto nos deja sin información sobre aproximadamente cuántos animales estaban a bordo del barco, o si todas las clases necesarias fueron representadas para repoblar. En cambio, la Biblia sí es específica en lo relativo a la carga de animales en el Arca:
De todos los animales puros, lleva siete machos y siete hembras; pero de los impuros, sólo un macho y una hembra. Lleva también siete machos y siete hembras de las aves del cielo, para conservar su especie sobre la tierra. (Génesis 7: 2-3, NVI)
El relato bíblico explica que el diluvio comenzó cuando todas las fuentes del gran abismo se abrieron, que cubrió toda la tierra hasta las montañas más altas, y que pereció todo ser que habitaba la tierra firme y tenía aliento de vida. (Génesis 7: 21-22). El detalle bíblico muestra que toda la tierra estaba cubierta por agua que venía desde arriba y desde abajo y que llovió de forma continua durante 40 días y 40 noches y las aguas siguieron aumentando hasta el día 150. Por otra parte, aunque la Epopeya de Gilgamesh afirma la devastación de la inundación sobre la humanidad, no detalla específicamente la extensión geográfica ni la profundidad de la inundación. Además, tampoco es probable tanta cobertura de agua en tan sólo seis días de lluvia.
Las dimensiones bíblicas del Arca son detalladas y consistentes con aquellas de un buque que podría flotar en aguas turbulentas y albergar a los animales descritos. En cambio, las dimensiones de la embarcación en la Epopeya de Gilgamesh hacen de la embarcación un navío en forma de cubo con una viga que lo iguala en longitud. A pesar de que cuenta que tenía siete niveles, en el relato es imposible determinar el tamaño completo de la embarcación. Logísticamente, este barco no podría flotar de forma estable en los mares agitados y no sería fiable estructuralmente.
La Biblia es consistente en el reporte sobre las aves que se liberaron. Es lógico enviar un cuervo antes que una paloma, dado que los cuervos son carroñeros, mientras que las palomas se alimentan sólo de las plantas. Los intervalos de liberación de la paloma también son consistentes con la expectativa de tener una tierra drenada para la vegetación y los ocupantes, y coherente con el hecho de que la paloma primero regresó con una hoja de olivo recién elegido y que luego no regresó. Por el contrario, la Epopeya de Gilgamesh menciona una paloma, luego una golondrina, y, finalmente, un cuervo. No hay intervalos mencionados para evaluar la duración de tiempo apropiado para los vuelos, y el envío de un cuervo por último es cuestionable en el sentido de que los cuervos habrían podido sobrevivir como carroñeros.
En la Epopeya de Gilgamesh, los dioses son impacientes e impulsivos. No les gusta el alboroto y el babel de los hombres entonces deciden destruir la humanidad a pesar de no tener ninguna razón moral justificable para destruirla. Por el contrario, el Dios de la Biblia envió el Diluvio a un mundo ya maldecido a causa del corazón perverso del hombre que sólo deseaba el mal. A la luz del pecado el juicio de Dios es recto y justo.
Los dioses babilónicos mienten y le piden a Utnapishtim que mienta a los otros seres humanos acerca de la ira venidera. La Epopeya de Gilgamesh promueve la mitología politeísta, mientras que la Biblia presenta la teología monoteísta. Los muchos dioses en la Epopeya de Gilgamesh difieren en ideas y motivaciones, y se tratan de frustrar el uno al otro. El Dios de la Biblia es santo, puro, inmutable, y no puede mentir. Estas son sólo algunas de las diferencias de carácter entre el Dios bíblico y los dioses del mito babilónico.6
Por último, es importante señalar que en la Epopeya de Gilgamesh el dios Ea dice le dice a Utnapishtim que se salve a sí mismo a través un arca como manera de engañar a los demás dioses. En cambio en la Biblia, Dios mismo establece los planes para el Arca como un medios para salvar a Noé y a su familia. Por otra parte, Noé era un predicador de la justicia en lugar de un engañador (2 Pedro 2:5).
Incluso basándose únicamente en la comparación entre la Palabra perfecta de Dios y los mitos paganos imperfectos, es absurdo pensar que las descripciones de los textos babilónicos podrían ser la fuente del relato del Génesis de la inspirada Palabra de Dios.
No es difícil descartar los textos mitológicos del Antiguo Cercano Oriente como fuentes de influencia para el relato de Génesis. Mientras Génesis es confiable, estos relatos no lo son. Mientras Génesis muestra consistencia sobre el carácter justo y soberano de nuestro Dios, los textos mitológicos muestran a los dioses como poco más que gente peleonera, que se engañan entre sí y a la humanidad, y que carecen de control soberano y efectivo. Mientras que el relato del Diluvio en Génesis da suficiente información creíble para permitir la confirmación histórica y geológica, los textos mitológicos proporcionan poco que pueda ser confirmado, y lo que se proporciona no tiene sentido lógico o científico.
Las similitudes que existen entre el relato bíblico, las antiguas mitologías de Oriente Próximo y la Epopeya de Gilgamesh solo tienen sentido desde un punto de vista bíblico. Los cristianos no deben sorprenderse de que grupos étnicos por todo el mundo tengan sus propios relatos de la Creación, la Caída, el Diluvio, relatos sobre hombres de grandes edades, e incluso sobre la Torre de Babel. Los relatos solo nos dicen que alguna vez la gente tuvo el mismo registro o testigo de un acontecimiento común que fue transmitido por una generación que alguna vez se congregó en el mismo lugar y al mismo tiempo.
La Epopeya de Gilgamesh cuenta una triste historia de un hombre (que era supuestamente semi-dios) que buscaba desesperadamente la vida eterna. Este era un hombre que sabía de los grandes hombres de la antigüedad que habían vivido una larga vida y que supuestamente se habían convertido en dioses. Gilgamesh quería alcanzar la inmortalidad él mismo pues tenía un deseo desesperado de evitar la muerte. Un cristiano puede escuchar relatos como éste y considerarlos a la luz de la verdad bíblica. La Biblia nos muestra que en efecto existieron hombres que vivieron por periodos de tiempo más largos que nosotros, pero que a medida que la humanidad se distanció de la perfecta creación, la esperanza de vida se volvió más corta. La Biblia revela la devastación que trae el pecado y la continua necesidad de la humanidad de un Salvador. Al darnos el relato del Diluvio mundial que cubrió toda la tierra, la Biblia nos muestra la fidelidad de Dios tanto en el juicio como en la salvación de los hombres al proteger una línea de la humanidad para que naciera el Mesías prometido.
A la luz de la Escritura, vemos que la mitología de todo el mundo confirma que la Biblia es realmente la Palabra de Dios y la única verdad fiable. El mensaje de la Palabra de Dios es que Él mismo entra en este mundo y toma sobre sí la ira que merecemos. Sólo a través de la consistente Palabra de la Biblia podemos saber que la salvación sólo se recibe por la fe en Jesucristo.