Algunos consejos a los consejeros – Segunda Parte

por Arturo Valdebenito mayo 14, 2025
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Los creyentes somos llamados a aconsejar a otros con la Palabra del Señor en amor (Romanos 15:14). La aplicación efectiva de ese llamado a aconsejar está totalmente relacionada con la perspectiva que tenemos de la Palabra del Señor. Si tenemos una alta estima de la Palabra de Dios, sobre su autoridad, suficiencia y poder, esta será ministrada a los necesitados, relegando o eliminando todo consejo que no es concordante con lo que Dios nos ha revelado.

En la primera parte del articulo “Algunos consejos a los consejeros – Primera Parte”, compartí tres consejos que los consejeros deberíamos tener presentes a la hora de ayudar a los que sufren y luchan con sus pecados.

Quiero compartir tres consejos más con el fin de que quienes queremos aconsejar o ser aconsejados, comprendamos la naturaleza de la batalla espiritual en la que estamos, y tengamos las herramientas para servir a los que sufren.

Cuidado con el engaño de la supuesta neutralidad

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Un cuarto consejo es renunciar a una postura de supuesta neutralidad. Jesús dijo en Mateo 12:30: "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama", mostrando que estamos en una guerra espiritual donde no hay terreno neutral. No existe una zona entre el reino de Satanás y el reino de Dios. Esto lleva a la conclusión clara de que la neutralidad representa oposición a Cristo. Nadie puede quedarse indeciso frente a elegir a Satanás que desparrama y destruye, o elegir a Jesucristo que recoge y edifica.

Debemos tomar una decisión, porque si no elegimos, en realidad ya elegimos, ya nos pusimos en oposición al Señor. O vivimos de acuerdo con el reino de la luz o de acuerdo al reino de las tinieblas (Colosenses 1:13). Entonces, en términos espirituales, no hay neutralidad ni tampoco indecisión. Quién no se decide por Cristo, se decide contra Cristo. John MacArthur comenta al respecto: "No es necesario oponerse a Cristo para estar contra Él; solo es necesario no estar con Él".1

Cuando me refiero sobre si alguien decide por Cristo, no lo digo solo en términos de lo que implica salvación de su alma, sino también en alinearse para proclamar, aconsejar y enseñar todo aquello que pertenece al Reino de Cristo revelado en la Palabra de Dios.

El Salmo 1 nos deja ver la misma idea fundamental cuando nos muestra que existen dos tipos de consejos, y no tres o más, el consejo de los impíos o malos, y el consejo de Dios.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Salmos 1:1-2

Este consejo de los malos es impío porque:

  1. Compite con el consejo de Dios tratando de derribarlo.
  2. Está inspirado por Satanás.
  3. Lo entregan aquellos que rebeldemente se ponen del lado del diablo.

La Palabra de Dios es evidentemente contraria al consejo de los malos o impíos. Esta divergencia no solo tiene que ver con consejos que apuntan a temas morales, como si está bien o no robar, sino también con el consejo que moldean la historia de individuos, familias e incluso naciones. El Salmo no deja espacio para considerar un tercer consejo.

El consejo de Dios y el consejo de los malos compiten por la aceptación del hombre. Esto significa que los seres humanos no tenemos un consejo que sea estrictamente "nuestro", todos de una manera u otra somos receptores de consejo. Si no tomamos el de Dios, cualquier otro resulta siendo el de Satanás. No podemos liberarnos de la dependencia, que se basa entre el consejo de Dios o de Satanás. Sabemos que el mundo entero está bajo el maligno (1 Juan 5:19), bajo la influencia de ese consejo que se opone al de Dios.

El mundo secular intenta hacernos creer que debemos estar en una supuesta neutralidad. Que no debemos confiar en la Palabra de Dios como fundamento o presuposición, pero lo vean o no, quieren que confiemos en sus presupuestos materialistas y naturalistas ateos que se oponen a la verdad de Dios. Esto comenzó en Génesis, donde en contraste con el consejo de Dios que era simple, claro, verdadero y benéfico—Satanás introdujo un consejo que complicó, confundió y distorsionó la verdad de Dios. Ken Ham comenta al respecto:

¡El pueblo de Dios debe abandonar esta falsa idea de neutralidad! Esto provoca que los creyentes básicamente lleven de la mano a sus hijos y la cultura hacia el secularismo.2
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Este conflicto se manifiesta en la discusión de creación versus evolución, que finalmente llega al mismo fondo. Una discusión de puntos de partida. ¿Es la Palabra de Dios el punto de partida para la interpretación de las evidencias y comprensión de la realidad?, ¿es la palabra de los hombres con sus presupuestos materialistas y naturalistas ateos el punto de partida para interpretar las evidencias y comprender la realidad? No lo olvides, no existe un terreno neutral.

En las disciplinas científicas no existen los “datos sin analizar”, siempre están conectados con la interpretación. Pero, nos quieren llevar a creer que hay una supuesta neutralidad en el razonamiento científico, desprovisto de compromisos o presuposiciones previos a la hora de dar interpretación a los hechos o evidencias. John Frame lo dice muy bien:

“El deseo de un “hecho” totalmente desprovisto de interpretación humana que pueda servir como criterio autoritario para todas las interpretaciones es un deseo no cristiano, un deseo de sustituir la Palabra de Dios por otra autoridad”.3

En el ámbito de la consejería sucede algo similar, hay una causa común entre los creacionistas y la consejería bíblica.4A la hora de interpretar las observaciones, tratamos de dar sentido a la información que tenemos conforme a los compromisos o puntos de partida sobre los cuales estamos parados. No somos neutros.

El punto de partida básico o fundamental tiene que ver con la creencia en Dios. Eso nos divide en hijos de Dios o hijos de ira, estamos con Dios o contra Él. Los ateos e incrédulos que tienen los mismos hechos que los creyentes hijos de Dios, interpretan los hechos sin confiar en la Palabra de Dios, no la aceptan, no la quieren. Un hijo de Dios interpreta los hechos conforme a lo que Dios dice, porque ama a Dios y le adora.

Las implicaciones de errar en las interpretaciones sin duda difieren por el tipo de área de desafíos que abordamos. Si la interpretación de los hechos están errados en el trabajo de un geólogo que intenta definir la antigüedad de una capa de roca en base a sus compromisos materialistas, no es de tanto impacto como cuando un psicólogo intenta realizar una intervención y ayudar a una persona que está en trágicas circunstancias por el fruto de la rebelión pecaminosa de su vida, la culpa, orgullo, egoísmo, o los efectos amargos del caos y destrucción que se ha generado en el mundo donde vivimos, tanto como en el corazón de los hombres.5

Un quinto consejo es estar alerta cuando observamos intervenciones que los consejeros seculares o integracionistas proponen, porque pueden estar en oposición a la revelación de Dios y de Cristo mismo. No olvidemos que las intervenciones que los ateos realizan son el fruto de la interpretación de las observaciones con los lentes de una cosmovisión incrédula, que no reconoce a Dios y su Palabra. Y tampoco consideran los efectos noéticos del pecado en el corazón de todos los hombres, incluyendo en el de ellos mismos que intentan ayudar a otros.

Debemos ser cuidadosos incluso en aquello que se incluye bajo el lema "toda verdad es verdad de Dios", porque podemos estar cargando sobre los hombros de Dios errores que no son de Él y su revelación. Aunque reconocemos que toda verdad es de Dios, surge la pregunta: ¿Cuál es la roca sobre la cual determinaremos si algo realmente es cierto o verdadero? Cuidado porque podemos estar introduciendo errores al marco sobre el cual construimos nuestra cosmovisión cristiana, basado en compromisos que se oponen a la verdad de Dios, e incluso llamarlo "gracia común".

Algunos han propuesto que la manifestación de la gracia común se ha dado en los escritos de Freud, Skinner, Roger y otros. Pero, cuidado, porque, aunque Dios permite que los seres humanos podamos conocer de Su creación, no va a establecer sistemas que compitan con Su palabra, recordemos que la misma Palabra nos dice que estamos con Él o contra Él. No hay neutralidad.

Por ejemplo, en término de la revelación que Dios ha determinado entregar, los teólogos han reconocido que existe una revelación general (por medio de la creación) y otra llamada revelación especial (La Palabra de Dios). El Salmo 19 nos declara que los cielos cuentan la gloria de Dios, dándonos a entender que ciertos aspectos de Dios se revelan en lo que llamamos revelación general. Así también Romanos 1:20 confirma la misma doctrina, que ciertos atributos divinos se muestran por medio de las cosas hechas (ποιήμασι):

"Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa". Romanos 1:20

Esta revelación general no tiene el mismo enfoque que la revelación especial (Las Sagradas Escrituras). La revelación especial amplia la información sobre más aspectos de quien es Dios, de sus planes y propósitos, el plan de redención, entre otros temas, pero también nos entrega revelación clave sobre el ser humano, su antropología en sus términos materiales e inmateriales, las relaciones que este tiene con el Creador y la creación, pero especialmente en lo que tiene que ver con su alma y su espiritualidad.

Entonces cuando vemos los puntos de partida de las creencias que subyacen en los modelos de consejería seculares, nos encontramos con clara rivalidad y oposición hacia la Palabra del Señor. Una vez entendemos esto, podemos estar seguros de que Dios en su "gracia común" no está proveyendo modelos rivales de consejería que compiten con la consejería bíblica. Dios no se contradice de esta manera.

Al alero de la gracia común no podemos cobijar por ejemplo falsas enseñanzas como las de:

  • Freud que plantea que el hombre no es responsable de su pecado.
  • Rogers que plantea que el hombre en esencia es bueno y que no necesita ayuda externa.
  • Skinner que plantea que el hombre es solo un animal, sin valor, libertad o dignidad.

Estos (entre otros) no pueden ser elevados al nivel de ser productos de la gracia común de Dios porque son sistemas llenos de errores, falsedades, y enseñanzas anticristianas. ¿Se puede imaginar a Dios proclamando que los problemas se pueden resolver sin Cristo, o en una mezcla que se opone a Cristo?

Debemos rechazar aquellos modelos que manifiestan supuesta capacidad de hacer (sin o en contra de las Escrituras) lo que las Escrituras proclaman poder hacer, para la Gloria de Dios y el bien de los hombres.

Como consejo, la invitación clara es a no concentrarse en estudiar los modelos seculares (aunque debemos conocer lo que proponen), sino conocer abundante y profundamente la Palabra del Señor.

Busquemos a Dios y Su Palabra.

El Salmo 1 como contraparte al peligro que viene por seguir el consejo de los malos, nos propone seguir activamente el consejo de Dios.

Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
Salmos 1:2

Un sexto consejo es caminar cada día con más dependencia de Dios y abandonar la tendencia a la autonomía.

Aquel que busca a Dios como el Salmo indica, sin duda tiene claridad sobre la dependencia que tiene el ser humano de Dios, reconoce el grado de su necesidad y aprecia la fuente de su verdadera vida y libertad, Dios y Su Palabra. Recordemos que desde el Principio el hombre requería de consejo. El ser humano fue creado para ser dependiente de Su Creador, fue creado para conocer a Dios y obtener sabiduría de Él. Esto nos deja entender que el propósito y significado de su vida, como la realidad de su propia existencia son fruto de la gracia y poder de Dios. Es dependiente de Dios, no encuentra en sí mismo aquello que necesita, sino en la relación correcta con el Señor.

En el Génesis Dios hablaba al hombre incluso antes de la caída, por tanto, la Palabra de Dios es la fuente del conocimiento de Dios, de conocerse a sí mismo, de conocer sobre las relaciones con otros y la creación. Es fuente de conocimiento de sus funciones, pero también define las limitaciones que el ser humano tiene. El ser humano, varón y hembra, fue hecho para ser imagen de Dios (Apocalipsis 4:11) y ser un ser dependiente de Él (Hechos 17:28).

Todo intento de autonomía e independencia está destinada al fracaso, y manifiesta una directa rebelión contra el Creador. Cada vez que intentamos vivir por nuestra cuenta, ya sea por las inclinaciones pecaminosas de nuestro corazón o por el errado consejo de los hombres, inevitablemente cosecharemos fracaso, a su tiempo (Gálatas 6:7).

Escrito Está: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios Mateo 4:4. sin ella la vida es absurda, pierde el significado, el propósito y función. La revelación general no nos entregará ese sustento, y terminaremos cayendo en el relativismo que no tiene sentido, y consume las fuerzas. Por eso el consejero cristiano debe dedicarse radicalmente al estudio de las Escrituras y la oración, o él también será engañado. Pensar teológicamente desde la verdad de Dios nos permite rechazar el pensamiento y práctica pagana a la hora de aconsejar a otros.

No olvidemos que dependemos del Creador y Sustentador para todo lo que somos, tenemos y sabemos. Vivamos agradecidos de la revelación que Él nos provee para nuestras vidas y para ayudar a otros. Desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21.

Referencias y Notas

  1. MacArthur, John. Mateo (Spanish Edition). Editorial Portavoz. Kindle Locations 21419-21428.
  2. HAM Ken, La Mentira: La Evolución / Millones de años. Master Books, Arkansas, USA. Edición en Español. 2017. p.32
  3. FRAME, Jhon. La doctrina del conocimiento de Dios: Teología del Señorío. Publicado originalmente por: P&R Publishing, Phillipsburg, Nueva Jersey, USA. 1987. Traducido por Teología para Vivir 2020. p.80
  4. https://answersingenesis.org/human-body/brain/biblical-counseling-common-cause-creation/
  5. Recomiendo leer la sección "Psicología Secular: Tres Niveles de Análisis" del libro escrito por: Heath Lambert, Teología de la Consejería Bíblica: Las Bases Doctrinales del Ministerio de la Consejería (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente, 2020), 51-53

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