Recuerdo la primera vez que escuché la enseñanza "La Relevancia del Génesis para el mundo actual”. Fue en el año 2015 en una conferencia de Respuestas en Génesis en Córdoba, Argentina. Sentí que mi mente explotaba y mi corazón saltaba al ver la belleza y la autoridad de la Palabra del Señor como punto de partida para la cosmovisión cristiana.
Como ingeniero me apasionaba tener comprensión y respuestas sobre los temas sobre creación versus evolución, y con el tiempo después de estudiar y enseñar mucho estos temas, comencé a entender con mayor profundidad las implicaciones de la autoridad bíblica1. Por ejemplo, todos esos asuntos que tienen que ver con la consejería bíblica debido a la necesidad humana en un mundo afectado por el pecado y sus consecuencias.
He visto de cerca las consecuencias del pecado en mi propio corazón y en el de aquellos con que he compartido la vida cristiana durante 20 años, pastoreando en una iglesia local. Por eso, y aunque no pretendo lograr expresar todo lo que se podría decir, me gustaría humildemente compartir “algunos consejos a los consejeros".
Un primer consejo es un llamado a recordar que, aunque sabemos que toda la Escritura es fundamental para la edificación, aliento y consuelo del creyente (2 Timoteo 3:15-17), Génesis, y en especial los primeros 11 capítulos, son el fundamento histórico sobre el cual directa o indirectamente se basa toda nuestra doctrina.
En esta narrativa histórica aprendemos sobre los inicios de todas las cosas creadas, todo aquello que vino a existencia por la Palabra de Dios (Hebreos 11:3). Vemos que todo fue hecho bueno y hermoso (Eclesiastés 3:11), de acuerdo con los propósitos eternos de Dios y para su gloria. Aquí encontramos por ejemplo; el origen del matrimonio, el fundamento de la identidad y el propósito de la humanidad en relación con el Creador.
En el principio el ser humano vivía en una relación correcta con Dios y la creación. Esto permaneció así hasta que el consejo de Dios fue desafiado intencionalmente en la tentación de la serpiente a Eva. Génesis 3 narra aquella circunstancia clave donde se ataca la Palabra de Dios.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. (Génesis 3:1-5)
Este es un ataque en dos fases, y se convierte en paradigma la manera en que Satanás intenta distorsionar y negar la Palabra de Dios. Concuerdo con lo que Joe Owen comenta al respecto:
Aunque se puede decir más sobre cómo usó la serpiente (en realidad mal usó) la Palabra de Dios, podemos decir generalmente que la manera en que engañó a Eva fue un ataque en dos fases:
Ataque en el contenido de la Palabra de Dios.
Ataque en el propósito de la Palabra de Dios.2
Con la primera pregunta (¿Conque Dios os ha dicho: “No comáis de todo árbol del huerto”?) Satanás ataca el contenido de la Palabra de Dios y cuestiona su buen consejo. Satanás solo con una insinuación lleva a Eva a pensar que lo que Dios propone quizás no sea tan beneficioso, o tenga alguna complejidad o intensión oculta. Satanás fue muy astuto y sutil en esta primera fase para no ir directo en contra de la revelación de Dios y sus intenciones (Solo pone la duda).
La segunda fase del ataque de Satanás es negar lo que Dios dice (No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal).
Entonces Satanás ataca el contenido y el propósito de la Palabra de Dios. Él quiere socavar la confianza que debemos tener en la Palabra de Dios.
Un segundo consejo entonces es, ¡ten muy presente la estrategia de ataque de Satanás! Él nunca ha dejado de usar esta estrategia!, por supuesto, ¡si algo funciona, para que dejar de usarlo! Este método ha demostrado ser eficaz. El sigue trabajado en corromper la verdad y finalmente negarla en una especie de progresión.
Esta batalla antigua se ha desarrollado a lo largo de la historia, y no todos logran darse cuenta de esta lucha que tiene por fundamento, los puntos de partida sobre cuál es la autoridad para definir e interpretar la realidad. Ken Ham comenta al respecto:
[ . . .] a través de los siglos la Palabra de Dios ha estado bajo ataque de diferentes maneras en diferentes periodos de la historia, y el pueblo de Dios ha tenido que lidiar con estos ataques mientras contienden por la fe. Tenemos que preguntarnos: ¿Cuál es el ataque de Génesis 3 en nuestra época de la historia? ¿Cuál es el ataque “¿Dijo Dios realmente?” de nuestros días que se utilizará para que la gente dude y finalmente no crea la Palabra de Dios?3
Un tercer consejo es tener cuidado de pensar de que somos inmunes a esta estrategia. Uno pudiera llegar a creer y pensar de que no estamos bajo el riesgo de ser engañados como sucedió en Génesis sobre asuntos que la biblia aborda. Las Escrituras son claras respecto a la naturaleza de esta batalla espiritual (2 Corintios 10:3-5) y por eso siempre nos recuerda la profunda necesidad de depender y volver todo el tiempo a Dios y a Su Palabra (Efesios 6:10-18). De esta manera podemos protegernos del engaño que busca atacar el contenido y el propósito de Las Sagradas Escrituras (1 Corintios 10:12).
Esta estrategia de ataque se dirige al fundamento de nuestra cosmovisión cristiana: La Palabra del Señor. ¡El Apóstol Pablo advierte a la iglesia de Corintios de ese riesgo!
Porque os celo con celo de Dios; pues os he desposado con un solo esposo, para presentaros como una virgen pura a Cristo. Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. (2 Corintios 11:2-3)
No siempre logramos entender la naturaleza de esta batalla, y lo intrincado de esa estructura de pensamientos y suposiciones que moldean nuestra comprensión de la realidad. Por eso, Pablo manifiesta el temor que tiene y al mismo tiempo alerta a los creyentes sobre el riesgo de que sean engañados al creer mentiras y no creer fielmente la verdad revelada por Dios. En esta batalla no hay puntos medios, o tenemos como punto de partida la Palabra de Dios o tenemos la palabra de los hombres como la autoridad final para interpretar la realidad.