¿Evolución química?

por Jaime E. Simán agosto 18, 2015

Muchas personas creen que el universo, incluyendo la Tierra y toda forma de vida, es resultado de procesos naturales casuales, operando a través de miles de millones de años. Ellos abrazan lo que se conoce como la “Cosmovisión Evolucionista”.

Según ellos, todo empezó hace unos 13,800 millones de años con el Big Bang. Con el transcurrir del tiempo, nubes de hidrógeno gaseoso se fueron concentrando, dando nacimiento a las estrellas, las cuales al irse agrupando en distintos lugares formaron las galaxias (Evolución Cósmica).

En las estrellas el hidrógeno es convertido al helio por fusión nuclear, y este posteriormente en carbono. Nuevos elementos químicos se van generando en las estrellas de esta manera, hasta que la densidad y presión de las estrella es demasiado grande, estallando en lo que se conoce como una Super Nova.

Según los proponentes de la evolución, polvo cósmico atrapado en órbitas estelares por la fuerza de gravedad de las estrellas, dio lugar a la formación de los planetas. Eventualmente se formó el sistema solar y nuestro planeta Tierra (Evolución Geológica).

De acuerdo a los evolucionistas, las moléculas de la Tierra primitiva fueron interactuando químicamente en los océanos, formando moléculas complejas, las cuales al organizarse dieron lugar a las primeras células vivas. Estas fueron evolucionando entonces, hasta formar las distintas especies que pueblan la Tierra (Evolución Biológica).

El puente entre las sustancias químicas sencillas, inertes, que supuestamente formaron la Tierra en el pasado, hasta la formación de la variedad abundante de formas de vida que vemos hoy, es conocido frecuentemente bajo el término de “Evolución Química”.

De acuerdo a los proponentes de la evolución, moléculas de hidrógeno gaseoso se concentraron en el universo primitivo para originar las estrellas. Sin embargo, si usted rompe un globo lleno de hidrógeno, sus moléculas no se concentran más, al contrario, se disipan rápidamente.

De acuerdo a los evolucionistas, los sistemas complejos de la vida son resultado de la evolución química de moléculas sencillas a través de millones de años de interacciones casuales naturales. Moléculas sencillas se convirtieron en moléculas más complejas. Sin embargo, si usted rompe el balance orgánico de un animal (cuando este muere), sus moléculas reaccionan con el medio ambiente resultando en mayor descomposición química y deterioro orgánico del sistema complejo original.

Moléculas complejas se descomponen en moléculas más sencillas. Lo que observamos ocurrir en la naturaleza hoy en día es exactamente lo opuesto a lo que los evolucionistas dicen que ocurrió para empezar la vida. ¿Qué mecanismo puede explicar la evolución química?

Hasta ahora, en pleno siglo XXI, nadie ha logrado reproducir un organismo vivo a partir de moléculas sencillas. Y si alguien lo lograra, no sería prueba de que la vida se originó accidentalmente; de la misma manera que el construir un avión de aluminio y otros materiales, no sería prueba que la materia se puede organizar por sí sola y producir un avión.

Evolución sigue siendo simplemente una hipótesis. Carece de mecanismos y verificación experimental necesarios para elevarla a nivel de teoría. El concepto sigue carente de una definición precisa y adecuada, alimentado por posiciones a priori y prejuicios abrazados apasionadamente; o por mera ignorancia.

Cada día es mayor el número de personas de excelente preparación académica que rechazan Evolución por razones científicas. Aún la evolución de las estrellas sigue siendo un misterio sin resolver; al igual que la formación de proteínas complejas a partir de moléculas simples para la vida.

Los evolucionistas buscan frenéticamente en el cosmos encontrar planetas que tengan agua y una temperatura apropiada para albergar la vida; pero se requiere mucho más que eso para la química de la vida.

La vida no se encuentra en los átomos en sí; sino en la organización de estos en moléculas complejas, y de tipos específicos y complementarios, para formar sistemas orgánicos auto reproducibles. Esta organización no es natural. Las moléculas no tienen la tendencia natural para organizarse de la manera específica que aparece en las células de la vida.

Por supuesto que las primeras células formadas por un Ser Inteligente, fueron creadas con la capacidad de tomar materia de su medio ambiente y auto reproducirse. Esa capacidad, el mecanismo para organizar moléculas simples en complejas, fue diseñada en ellas, no es casual. Los descubrimientos en los últimos años del ADN, y del funcionamiento complejo de la célula, reafirman cada vez más esta posición.

En resumen, lo que conocemos de la química, la física, la termodinámica, y otras disciplinas científicas, y la evidencia natural, indica que las moléculas que formaron las primeras expresiones de la vida, las primeras células, no se pudieron formar y organizar por sí solas en las estructuras complejas requeridas. Dios creó la materia de la nada; y organizó las primeras células de cada tipo de organismo vivo, dándoles la habilidad de reproducirse (Génesis 1:11, 22, 28).

El modelo que mejor explica el origen de la vida es el creacionista bíblico. Esta es una aseveración con todo el mérito científico; de la misma manera que aseverar que un zigurat descubierto en Iraq fue construido por seres inteligentes, pues sabemos que el barro no se organiza por sí solo en ladrillos; y los ladrillos no se agrupan por sí solos en estructuras geométricas complejas.

No hay ningún mecanismo físico o químico que los agrupe en un zigurat. Por lo tanto, su existencia da testimonio de culturas inteligentes antiguas. Los sistemas complejos de la vista, el sistema digestivo, el sistema cardiovascular, y los demás sistemas del cuerpo humano son mucho más complejos que una pirámide.

Pensar que sistemas con propósito, en seres vivos, son el resultado casual de interacciones naturales a lo largo de millones de años, es una afrenta al conocimiento y método científico.

El insistir en una posición contraria a la evidencia natural y las leyes naturales, conlleva cada vez más a una mayor distorsión de la propia interpretación de la realidad que nos rodea. Esto lo vemos con la declaración del muy reconocido físico inglés Stephen Hawking, quien en el año 2010 declarara que el universo se creó a sí mismo de la nada.

Evolución sigue siendo una hipótesis sin respaldo científico. El modelo creacionista es un modelo científico válido pues armoniza perfectamente con las leyes naturales; y sus implicaciones van más allá de la química de la vida; tiene implicaciones espirituales eternas.

La creación declara indudablemente que hay un Creador poderoso y maravilloso (Romanos 1:18–32). Conocerle conlleva a la vida eterna. Ignorarle y rechazarlo conlleva al infierno eterno.

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