Originally published in Creation 23, no 3 (June 2001) 23-25.
La datación por radioisótopo es aceptada por profesionales, científicos y público en general. Para la mayoría de las personas, es la mejor ‘prueba’ para demostrar que la Tierra tiene millones de años. Pero ¿realmente es confiable el método? El domo de lava del Monte St. Helens provee una buena oportunidad para poner a prueba este método radioactivo.
En agosto de 1993, subí junto con el Dr. Steven Austin y otras personas del Instituto de Investigaciones Creacionistas (ICR), para observar el domo de lava del Monte St. Helens (en Washington, EE.UU.). Fue una de esas experiencias que valen la pena ¡sudar hasta la última gota! El domo, que aparece en la figura 1, se ve como una pequeña colina de apenas 1.1 km de largo, y 350 m de alto. Se localiza directamente arriba de la abertura volcánica al extremo sur del enorme cráter con forma de herradura, formado por la erupción espectacular del 18 de mayo de 1980.1 Desde el cráter, el domo parece como un enorme montón humeante de bloques oscuros arrumbados. Está hecho de dacita, una roca volcánica finamente granulada, salpicada con grandes cristales visibles, parecidos como los pedacitos de fruta cortados, en un pan de frutas.
Actualmente, este domo de lava en el Monte St. Helens es el tercero en formarse desde la erupción de 1980, los dos primeros siendo arrasados por las subsecuentes erupciones.
Este domo empezó a crecer después de la última erupción explosiva del volcán, en octubre de 1980. Durante las 17 erupciones conocidas como las constructoras del domo, producidas desde el 18 de octubre de 1980 al 26 de octubre de 1986, una pasta espesa de lava parecida a la consitencia de pasta de dientes, fluyó por la abertura volcánica.1
La lava de dacita es demasiado espesa para fluir lejos, por lo que se amontona alrededor de la abertura formando una pequeña colina en el domo, la que bloquea el orificio del volcán.
¿Por qué el domo de lava provee una oportunidad para probar la exactitud de la datación por radioisótopo? Existen dos razones. Primero, este método es el que se usa para el material ígneo (rocas fundidas). La Dacita cae en esta definición. Los fósiles conteniendo roca sedimentaria, no pueden ser directamente datados radioisotópicamente. Segundo, y lo más importante, sabemos cuando se formó esa lava. Esta es una de las raras instancias en las que la pregunta ‘¿Estuviste allí?’ puede ser respondida, ‘Sí,¡allí estuvimos!’
El método usado por el Dr. Austin en el material del Mt. St. Helens fue el de potasio-argón, comúnmente utilizado en el campo de la geología. Está basado en el hecho que el potasio-40 (un isótopo o ‘variedad’ del elemento potasio) ‘decae’ espontáneamente a argón-40 (un isótopo del elemento argón).2 Este proceso se lleva a cabo lentamente en una relación conocida, teniendo una vida media para el potasio 40 de 1.3 mil de millones de años.1 En otras palabras, 1 g de potasio 40 debe, en 1.3 miles de millones de años, decaer teóricamente a un punto en que sólo se encuentre 0.5 g.
Contrario a lo que generalmente se cree, no se trata solamente de medir la cantidad de potasio 40 y argón 40 en una muestra de roca volcánica de edad desconocida, y calcular la fecha. Desafortunadamente, antes de hacer esto, tenemos que conocer la historia de la roca. Por ejemplo, tenemos que conocer que cantidad de material ‘hijo’ estaba presente en la roca cuando fue formada. En la mayoría de los casos, nosotros no lo sabemos debido a que no estuvimos allí para medirlo, por lo que tenemos que hacer uso de suposiciones. Usualmente se presupone que inicialmente no había argón. También tenemos que conocer si el potasio 40, ó el argón 40 se había introducido, ó escapado de la roca desde que se formó. Otra vez, no podemos saberlo, por lo que tenemos que inventar suposiciones. Generalmente se estima con la suposición de que es un sistema cerrado, que no pudo escapar ninguna cantidad. Es hasta después de hacer una serie de suposiciones, que podemos calcular la ‘edad’ de la roca; y cuando esto se hace, la ‘edad’ de la mayoría de las rocas es usualmente de millones de años. La lava del domo del monte St. Helens nos da la oportunidad de confirmar todas estas suposiciones, porque sabemos que fue formado hace sólo unos pocos años, entre 1980 y 1986.
En Junio de 1992, el Dr Austin recolectó un bloque de 7 kg de dacita de lo alto de la colina del domo. Una porción de esta muestra fue quebrada y molida hasta ser polvo fino. Otra muestra fue desquebrajada, y los varios cristales de minerales fueron cuidadosamente separados.3 El polvo de la ‘roca entera’, y concentrados de cuatro minerales, se sometieron a análisis de potasio-argón en los laboratorios Geochron de Cambridge, MA, un laboratorio profesional de alta calidad en dataciones por radioisótopo. La única información dada al laboratorio fue que las muestras provenían de dacita y que se debería esperar un contenido bajo de argón. No fue dicho al laboratorio que esos especímenes provenían de la lava del domo del Mt. St. Helens y que tenía solo 10 años de edad.
Muestra | Edad/millones de años |
---|---|
1. Roca completa | 0.35 ± 0.05 |
2. Feldespato,etc. | 0.34 ± 0.06 |
3. Amphibole, etc. | 0.9 ± 0.2 |
4. Piroxeno, etc. | 1.7 ± 0.3 |
5. Piroxeno | 2.8 ± 0.6 |
Los resultados de este análisis se muestran en la figura 2. ¿Qué podemos ver en ella? Primero, que los resultados están mal. Un resultado correcto debería haber sido ‘cero argón’ indicando que la muestra era demasiado joven para este tipo de análisis. En lugar de eso, los resultados variaron entre ¡340,000 y 2.8 millones de años! ¿Por qué? Obviamente las suposiciones estuvieron erróneas, y esto invalida el método de datación. Probablemente algo de argón 40 fue incorporado inicialmente en la roca, dando una apariencia de mucha antigüedad. Observe también que los resultados de las diferentes muestras de la misma muestra de roca, difieren entre ellas.
Está claro que la datación con radioisótopos no es el ‘estándar de oro’ de los métodos de datación, o una ‘prueba’ para millones de años de la historia de la Tierra. Cuando el método es probado en rocas de edad conocida, éste falla miserablemente. La lava del domo del Monte St. Helens ¡no tiene millones de años! Al tiempo del análisis sólo tenía 10 años de edad. En este caso, nosotros estuvimos allí, de esto ¡estamos seguros! ¿Cómo entonces podemos aceptar resultados por métodos radiométricos sobre rocas de edades desconocidas? Esto reta a aquellos que ponen su fe en dataciones por radioisótopo, especialmente cuando contradice la clara observación cronológica de la Palabra de Dios.