Parece que está usando una versión antigua de Internet Explorer. Por favor, actualice su navegador a Chrome o Firefox
En este punto, ya muchas madres saben que están embarazadas. Usualmente, la primera señal es la ausencia del periodo menstrual, y la siguiente puede ser una línea en la prueba de embarazo casera o una línea en el consultorio del médico. El doctor probablemente diga que tiene cinco semanas de embarazo. Ellos cuentan desde el primer día del último período menstrual (lo que los médicos calculan es más o menos 28 días).
El crecimiento del bebé es rápido durante esta semana. Tan solo tres semanas después de la fecundación, el tubo neural a lo largo de la espalda del bebé se está cerrando. El cerebro y la médula espinal del bebé se desarrollarán a partir de este tubo neural. El corazón y otros órganos han empezado a formarse. Es en el día 22 cuando el corazón del bebé comienza a latir. Muchas mujeres tienen el primer ultrasonido en este punto y son muy reconfortadas cuando escuchan este “primer” signo de vida (por supuesto, la vida empezó desde el momento de la fecundación).
Desafortunadamente, a muchas otras se les parte el corazón cuando el silencio indica que algo malo ha pasado en este mundo de maldición y pecado. Ese silencio tiende a continuar solamente si la madre y tal vez el padre saben que existió un bebé que no llegó a sobrevivir hasta esta etapa. Sin embargo, Dios lo sabe. Si él está consciente de los pajarillos (Lucas 12:6-7), también está consciente de un bebé que aún no ha nacido, porque él mismo lo confirma (Jeremías 1:5). Además, Dios no creó al mundo de esta manera.
A menudo, después de que las parejas escuchan los latidos del corazón del bebé, anuncian el embarazo. Y si son gemelos (o más de dos), el ecografista tal vez se sorprenda al escuchar una sinfonía de corazones en esta etapa. Después de todo, ya sean fraternales o idénticos, ambos niños están en desarrollo a ser individuos únicos quienes llevarán la imagen de Dios de una manera propia, así tengan ADN idéntico.
Un bebé en esta etapa de desarrollo mide 0,33 cm y pesa menos de un gramo (comparable con el peso de una uva pasa). Pequeños brotes han aparecido en los lados y pronto se convertirán en piernas. La nariz, la boca y los oídos del bebé están empezando a formarse, y sus intestinos se están empezando a desarrollar.
Este bebé diminuto, del tamaño de un grano de arroz en este punto, está siendo moldeado de manera única en el vientre (“Tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre” Salmo 139:13). Tal como todos los demás humanos, la vida del bebé es valiosa porque ha sido creado a imagen de Dios (Génesis 1:27). Este bebé no “se convertirá” en humano—este bebé es ya un ser humano, conocido por Dios durante cada etapa de su formación (Salmo 139:15-16)
Consiga las noticias más recientes en un correo mensual.