Fantasmas: ¿Qué es lo que realmente piensas de ellos? Si alguien nos presiona, la mayoría admitiríamos un grado de fascinación por los cuentos de terror. Pero, ¿y los reportes de fantasmas reales, incluso de cristianos veraces? Pocos cristianos parecen saber qué pensar. Sin embargo, si escudriñamos las Escrituras encontramos respuestas sólidas, incluso acerca de este obscuro tema.
Nota del editor: Este artículo fue publicado originalmente en la revista Answers.
Tanto niños como adultos por igual se preguntan acerca de la existencia de fantasmas. Algunos rechazan la idea; otros insisten en que los fantasmas existen y citan experiencias como prueba, ya sea, su propia experiencia o la del amigo del amigo.
Pero ¿qué es un fantasma? Aunque las definiciones varían, la más común es que los fantasmas son espíritus sin cuerpos de personas muertas que permanecen en la tierra. Según la tradición, los fantasmas son invisibles, pero pueden permitir que los humanos los vean.
Por supuesto, solo hay dos opciones: o la cosa existe o no existe. Ninguna creencia, por más grande que sea, hará que los fantasmas existan si en realidad no existen; tampoco las opiniones personales podrían hacer que los fantasmas dejaran de existir si, en verdad, sí existen. Debido a que la creencia personal en fantasmas crea consecuencias muy graves y de gran alcance, es un tema que ningún cristiano debe ignorar.
Los cuentos acerca de apariciones derivan hacia nosotros desde los tiempos antiguos. Varios idiomas contribuyeron palabras como wraith (escocés), phantom (francés), especter (latín), shade (inglés antiguo), banshee (gaélico) y poltergeist (alemán).
En el antiguo Irak, la Epopeya de Gilgamesh retrata a Gilgamesh conversando con el espíritu de su amigo muerto Enkidu. Un cuento enigmático del antiguo Egipto narra sobre el fantasma de Nebusemekh charlando con el sumo sacerdote de Amón–Ra. Por supuesto, estos relatos no prueban nada, excepto que el concepto se remonta a tiempos antiguos. De hecho, incluso los doce discípulos de Cristo, por el susto, confundieron a Jesús con un espíritu cuando se apareció caminando sobre el mar durante la noche (Marcos 6:49).
Homero escribió de fantasmas en la Odisea y la Ilíada, y Shakespeare le dio roles a espíritus en Hamlet y Macbeth. No se sabe si estos autores creían en fantasmas o no. Sin embargo, lo que sí sabían es que una buena y escalofriante historia de fantasmas podía atrapar al público.
Es cierto que los relatos de fantasmas han permanecido por siglos, y algunos (como de Canción de Navidad de Charles Dickens) se han convertido en accesorios de la cultura moderna. Sin embargo, en las últimas décadas la idea se ha disparado por el aumento de películas (como El Campo de los Sueños, Exorcismo en Connecticut, El sexto sentido) y programas de televisión (como Perdidos y Almas Perdidas) que utilizan espíritus en sus argumentos. Algunos programas realistas como Ghost Hunters [Buscadores de Fantasmas] tratan de investigar las denuncias sobre fantasmas utilizando cámaras infrarrojas y otros dispositivos.
¿CREES EN LOS FANTASMAS? LA PREGUNTA ES ENORME. HACER QUE LA GENTE CREA EN FANTASMAS AUTOMÁTICAMENTE LES HACE RECHAZAR VERSÍCULOS CLAVES DE LA BIBLIA.
¿Una dieta de tal entretenimiento puede influir en alguien? Sin duda alguna. En el 2006 el Grupo Barna publicó los resultados de estudios nacionales en los cuales participaron más de 4,000 adolescentes. El estudio concluyó que el 73 % de los jóvenes encuestados habían "participado en al menos un tipo de actividad psíquica o de alguna actividad de brujería, más allá de solo el uso de la exposición de los medios de comunicación o de los horóscopos". Una décima parte había participado en sesiones de espiritismo. El nueve por ciento había visitado un supuesto médium o guía espiritual1.
El vicepresidente del Grupo Barna señaló que los adolescentes "aprenden y aplican experiencias y perspectivas sobrenaturales de una variedad de fuentes, tomadas de películas y libros que leen, de sus experiencias, de la Internet, de sus compañeros y familiares, de cualquier lugar con el que se sienten cómodos". Este es también un problema de adultos.
Un hallazgo sorprendente es que sólo el 28 % de los adolescentes que iban a la iglesia recordaba haber oído alguna enseñanza en el año anterior, que ayudara a definir su comprensión de lo sobrenatural. No es de extrañar que tantos adolescentes entren a la edad adulta sin las respuestas que necesitan sobre este tema.
La mayoría de los informes de avistamientos de fantasmas incluyen detalles que desafían la lógica. Por ejemplo, la mayoría de las supuestas apariciones aparecen con ropa. Pero si un fantasma es el espíritu de una persona muerta, ¿no debería este espíritu aparecer sin ropa después de dejar sus prendas y su cuerpo terrenal? ¿Se debería concluir que los pantalones, camisas, vestidos y armaduras medievales contienen sus propios espíritus que fielmente se aferran a la sombra de una persona?
Otros desafíos a la lógica parten de relatos de barcos fantasmas (como El Holandés Errante), trenes fantasma y relatos similares. ¿Puede un vehículo construido por manos humanas obtener un "alma" que vuelva a aparecer más adelante?
Las personas que escuchan las historias de fantasmas alrededor de una fogata entienden que sus amigos han inventado esos cuentos. El deseo de adornar un cuento espeluznante explica naturalmente la adición de detalles tontos como camisones fantasmales y coches de caballos. Pero ¿qué hay de las personas que insisten en que realmente vieron manifestaciones espirituales, ropa y todo? ¿Es acaso posible que algunas personas, incluyendo cristianos veraces creyentes en la Biblia, en efecto hayan observado apariciones sobrenaturales?
Dios, el Creador del universo, ofrece respuestas sólidas a las preguntas del hombre. Su Palabra, la Biblia, es la base para comprender tanto el mundo visible como el invisible, porque Dios es el Señor de lo natural y lo sobrenatural. Independientemente de si la pregunta se refiere al origen de la vida o a las almas humanas, la primera fuente a consultar es la Palabra de Dios.
Incluso los nuevos estudiantes de la Biblia notan rápidamente que nunca habla de almas que permanezcan en la tierra después de la muerte. (El destino inmediato del cielo o del infierno descarta tal idea. Véase, por ejemplo, Lucas 16:22–23, Lucas 23:43 y 2 Corintios 5:8.) Sin embargo, las Escrituras afirman sin rodeos la existencia de inteligencias inmateriales. Marcos 5:2–15 detalla el encuentro de Jesús con un hombre poseído por una multitud de espíritus inmundos. Cristo les ordenó salir, pero les permitió entrar en un hato de cerdos. Felipe predicaba en Samaria y los "espíritus inmundos, clamando a gran voz, salían de muchos poseídos" (Hechos 8:7). Más adelante, Hechos 19:14–17 habla de un hombre poseído por un demonio. Los hijos de Esceva intentaron exorcizarlo, pero el hombre los atacó. Sin embargo, estos no son fantasmas; son demonios, ángeles caídos, gobernados por Satanás (Mateo 12:22–28).
El biblista Charles Ryrie señaló: "El hecho de que los demonios puedan entrar en los cuerpos humanos o animales muestra que pueden pasar a través de barreras que restringirían a los seres humanos. . . . Los demonios no son humanos; tampoco son Dios. Pero sí son sobrehumanos con inteligencia, experiencia y poderes superiores. Negar la existencia de los demonios no es escepticismo, sino una muestra de ignorancia. Es insensato no ser realistas con respecto al poder que tienen"2.
Curiosamente, la Biblia registra una ocasión cuando un viviente pareció haber contactado a un muerto. El rey Saúl se puso un disfraz y visitó a una médium para convocar al profeta Samuel que había muerto (1 Samuel 28:7–21). Una aparición semejante a Samuel se presentó ante la bruja, lo que la hizo gritar de miedo.
Sin embargo, este pasaje no sugiere que las sesiones espiritistas funcionen, y de ninguna manera excusa la brujería. Algunos estudiosos creen que Dios envió a Samuel en esa única ocasión3. Pero otros creen que un demonio se hizo pasar por el profeta basándose en el hecho de que hizo algunas afirmaciones falsas. Por ejemplo, el comentarista John Gill señala que la aparición advirtió que todos los hijos de Saúl morirían al día siguiente, sin embargo, algunos sobrevivieron4.
De cualquier manera, el énfasis es que Saúl había caído tan bajo que trató de incursionar en lo oculto, lo cual Dios condena. Al día siguiente Saúl murió.
No se ha proporcionado evidencia alguna que induzca al cristiano a creer que los espíritus de los difuntos puedan vagabundear en la tierra. A la luz de la Biblia, la única conclusión es que los avistamientos de fantasmas son ya sea invenciones de imaginaciones exageradas, o de lo contrario son demonios.
En su libro “La verdad detrás de los fantasmas, médiums, y fenómenos psíquicos” [The Truth Behind Ghosts, Mediums, and Psychic Phenomena], el autor cristiano Ron Rhodes afirma: "La gente a veces se encuentra genuinamente con una entidad espiritual, aunque no con un humano muerto. Algunas personas se encuentran con espíritus demoníacos que pueden imitar a los muertos con el fin de engañar a los vivos (véase 1 Juan 4:1; 1 Timoteo 4: 1–3). Muchos de los que afirman haberse encontrado con tales entidades espirituales han tenido alguna participación previa en el ocultismo"5.
Pero ¿por qué habrían de engañar los demonios a los vivos haciéndose pasar por los muertos?
Como siervos de Satanás y enemigos de Dios, con toda razón intentan poner en duda la Palabra de Dios y sus advertencias sobre un futuro juicio. Hacer que la gente crea en fantasmas les hace automáticamente rechazar versículos claves de la Biblia (véase Hebreos 9:27).
¿Crees en fantasmas? La pregunta es enorme. Llegar a una conclusión equivocada sobre la vida en el más allá tiene consecuencias eternas, y la elección equivocada en el aquí y ahora antes de la muerte puede condenar a un alma al sufrimiento eterno en el más allá.