Fósiles aparentemente de “hombres primitivos”, se han descubierto en cuevas y en otras excavaciones arqueológicas en África, Europa y Asia. Su apariencia es similar a la nuestra, a pesar de reflejar ciertas diferencias físicas. ¿Qué podemos recabar de ellos a la luz de las Escrituras?
A los cavernícolas se les ha caricaturizado a lo largo del siglo XXI como seres brutos y subdesarrollados. Sus comportamientos han sido objeto de burlas en programas y comerciales televisivos. El no comprender las costumbres del ser humano moderno enciende nuestras burlas hacia ellos. Pero, cuando dejamos las risas a un lado, quedamos perplejos al vernos enfrentados a una enigmática figura; sin domicilio conocido según nuestro orden histórico. De hecho, nos incomoda palpar la realidad de ni siquiera saber dónde situarlos en la línea de tiempo de la historia de la humanidad; quizás esto es lo que más nos hace reír. Bueno, y entonces, ¿quiénes fueron estos personajes?
Antes de entrar en la espeleología, vamos a acotar nuestro campo de aplicación. El término cavernícola simplemente significa “una persona que mora en cuevas”, lo cual no es extraño incluso hoy en día. Por cierto, rara vez le damos crédito al verdadero significado de esa palabra cuando la usamos. En vez, hablamos sobre grupos sociales ancestrales que dejaron dibujos rupestres de animales en cavernas, fragmentos de utensilios y uno que otro hueso por ahí; por lo menos, ésa es la presunción más común, arraigada en la conciencia colectiva actual. La historia y la ciencia moderna los definen como animales. El término arrastra una imagen de inferioridad en relación al Homo Sapiens (hombre moderno), como ya veremos.
Las cuevas no han pasado de moda como lugar de refugio. Por ejemplo, ermitaños vivieron en cuevas durante toda la Edad Media e incluso, un grupo de personas vivió en cuevas en la isla mediterránea de Malta. Incluso, en la Biblia, se registra a un número de refugiados en cuevas, tal como David (1 Samuel 22:1) y Abdías (1 Reyes 18:3-4).
Estos humanos primitivos, comúnmente denominados cavernarios, se dispersaron en diferentes grupos étnicos a lo largo de Europa, Medio Oriente, África y Asia. Denominarlos hombres de las cavernas nos produce risa, ya que caemos en distorsión y engaño. Muchos de ellos, construían sus viviendas en la superficie del terreno y solamente sepultaban a sus muertos en cuevas. Por tal razón, se acostumbraban a permanecer por más tiempo adentro de las cuevas en vez de habitar sus viviendas. (Probablemente, ellos preferían vivir más en cuevas de lo que nosotros podemos soportar.)
Sin embargo, la palabra cavernario es frecuentemente usada como término genérico para referirse a la gente que vivió en la era primitiva (era de hielo) de la historia humana. Nos concentraremos en cinco de estos grupos sociales: Los Neandertal, El primer Homo Sapiens (hombre de Cromañón), Homo Erectus, El Hombre de Denisova y El Hombre de Flores. Los tres primeros han permanecido en una discusión eterna. Y, los últimos dos grupos se han descubierto recientemente. Los Denisova en Siberia y los Hombres de Flores (llamados también, Hobbits) en Indonesia.
Los Neandertales son los más conocidos de los cinco, ya que se han encontrado cientos de ellos para su estudio y análisis. Después de ser catalogados cómo humanoides según científicos evolucionistas, su prueba de ADN, demostró lo contrario y acortó la distancia que había de división con el Homo Sapiens. No deberíamos sorprendernos de aquello, considerando la enorme evidencia de sus cualidades humanas.
En decenas de cuevas y albergues rocosos, encontramos evidencias de cuerpos cuidadosamente sepultados con todo el cuidado existente en funerales modernos. Junto a los restos que quedaron de los Neandertales, también se han desenterrado restos de mamuts y otros huesos con marcas de haber sido cazados y faenados en elaboradas actividades comunitarias. Los Neandertales han sido encontrados por todas partes, (no siempre dentro de cuevas), tenían hachas bien acabadas y otras herramientas de piedra.
De hecho, el título de “cavernario” podría estar en duda, ya que investigadores recientemente, desenterraron una perfecta morada hecha de huesos de mamuts en superficie. A pesar de todas estas similitudes, los Neandertales presentaban sus propias características físicas (grandes ceños en adultos y cavidades nasales anchas).
Por otro lado, los primeros Homo sapiens (frecuentemente llamados, hombre de Cromañón) se podrían parecer perfectamente a un jugador de fútbol americano y no a un oficinista. El cuerpo corpulento, su gran cerebro en promedio (1600 cc vs. 1350cc), y su ADN difieren del Cromañón europeo al humano actual. De todas formas, muestra una gran afinidad hacia nosotros.
Todo lo que podrías esperar encontrar en cualquier zona rural, lo han encontrado entre los Cromañón. Por ejemplo, la cueva de Dzudzuana en el país de Georgia contiene fibras de lino silvestres que dan a suponer que estos primeros viajeros cosían vestimentas o tejían canastas, y las cuevas de Lascaux en Francia largamente escondieron coloridas pinturas rupestres que podrían relacionarse con las fases de la luna. Cada emplazamiento descubierto, revela cientos de hermosas y pequeñas jabalinas, flechas y vistosos artefactos tallados y diseñados, tales como los colgantes de marfil hechos de los colmillos del mamut que fueron encontrados con la llamada “dama de rojo” (en realidad era masculino) en el sur de Gales. Los recientes descubrimientos del cráneo de un perro sepultado en Předmostí (República Checa) sugieren que el hombre de Cromañón disfrutaba de la compañía del “mejor amigo del hombre.”
A la luz de estas evidencias, la idea de que estos humanos posteriores a Babel fueron desconocidos pierde fuerza.
Por mucho tiempo, el Homo erectus, mantuvo el título de ser la especie más enigmática y más cuestionada entre todos los humanos primitivos. Cómo lo refleja su nombre, Erectus mantenía su cuerpo erguido. Su modo de andar era en dos piernas, lo que le permitió cruzar hacia África, Europa y Asia. Sin embargo, la apelación de Homo (humano) vino después. Cuando estos primeros humanos fueron descubiertos en Java (Indonesia), sus huesos fueron anunciados como Pithecantropus erectus, en esencia significa “primate erguido”. Ciertamente fueron denominados erróneamente.
Lo realmente increíble es cómo se fueron diseminando estos primeros humanos. Probablemente, hacían fogatas en el Medio Oriente (como se demuestra en huesos carbonizados y restos de plantas); cazaban a través de Asia y Europa, donde se han hallado muchos sitios de faenado y herramientas de piedra. Debieron haber construido algún tipo de embarcación para poder llegar a las islas de Indonesia. De hecho, se han encontrado sus fósiles antes que cualquier otro resto humano. Con toda seguridad, podríamos decir que gracias a sus métodos “primitivos” llegaron bastante lejos. Nada de mal para una sociedad precaria.
Dos nuevos descubrimientos sugieren que apenas se ha escarbado la superficie porque, aparentemente existieron gran variedad de etnias después de Babel. Recientemente, se encontró un inusual diente largo y un hueso de dedo en la cueva de Denisova en Altai Krai, Rusia, que apunta a un nuevo y desconocido grupo de caminantes. Los Denisovas habitaron la misma zona y en la misma época que lo hicieron los Neandertales.
Una prueba de ADN al dedo y a otros huesos, confirmó que este nuevo grupo está distante a los Neandertales. Fuera de eso, poseemos solamente algunos utensilios para análisis y poder entender el comportamiento de estos desconocidos individuos; como por ejemplo, una pulsera de piedra pulida.
Pero, el impacto creado por los Denisovas fue relativamente menor comparado al gran debate que rodea a un grupo de pequeños esqueletos humanos. Hasta ahora, nueve miembros de este grupo fueron encontrados en la isla indonesia de Flores; dándoles el nombre tentativo de Homo floresiensis. No obstante, quizás escuchaste hablar de los “Hobbits”; (su nombre encaja con precisión su metro de altura.)
Desde el descubrimiento del primer esqueleto no fosilizado en el 2003, artículos científicos han modificado decena de veces el estatus de los Hobbits; sin haber ninguna prueba de ADN (la cual ha sido hasta el momento evitada por científicos). Ya que no existe acceso a estos restos arqueológicos, quizás el misterio seguirá por décadas.
A pesar del debate, lo que se ha encontrado en la tierra de Flores, proporciona mayor información sobre la vida de sus propios habitantes. Se han encontrado huesos carbonizados de elefantes enanos conocidos como el Stegodon. Muchos de ellos jóvenes; nos pintan el cuadro que fueron cazadores oportunistas y asaban al pequeño elefante que alguna vez vivió en la isla; quizás, ellos mismos, lo llevaron a su extinción.
Para poder hacerlo, emplearon una gran cantidad de avanzadas herramientas de piedra, bastante capaz de filetear y despellejar pieles duras de animales. Mientras no haya evidencias de construcción de botes, esta gente son más similares a los Homo erectus encontrados en Java. Siendo que ellos vivían en la isla, sugiere que debieron haber construido botes para navegar por sobre fuertes corrientes marinas hasta lograr tocar tierra.
Las variaciones físicas que hay entre los humanos posteriores a Babel, dan dolores de cabeza entre los evolucionistas porque no logran articular un orden secuencial que dé explicación al cómo fue que nos convertimos en “humanos auténticos.”
Pero, esta forma de pensar pierde completa veracidad. Cuando Dios creó a los humanos, Él no nos definió en términos físicos. Nosotros no somos humanos porque tenemos dos brazos o piernas o cráneos de cierta forma o tamaño. Nuestro Creador, quién es espíritu, nos hizo a Su imagen espiritual.
Génesis revela aspectos de qué implica esto. Nuestros primeros ancestros hicieron instrumentos musicales y utensilios. Labraron la tierra, edificaron ciudades, y por lo demás, representamos a Dios como mayordomos de Su creación (Génesis 4). Siendo esto nuestro estándar, podemos caer en confusión y prejuicio. Todos los que llamamos “cavernícolas” (probablemente denominación equívoca) muestran las mismas características que muestran los primeros humanos en la Biblia.
Los Neandertals sepultaban a sus muertos y pudieron haber usado joyas. Pareciera que los Homo erectus se organizaban para desarrollar diferentes actividades, como la preparación de alimentos y salir a la mar.
Creemos ciertamente que los Denisovan usaban joyas y los malévolos “hobbits” dejaron utensilios para despellejar sus presas. Todos rasgos característicos de los humanos; rasgos que revelan ser creaturas hechas a la imagen de Dios.
En otras palabras, nosotros podemos estar seguros de que todos ellos descendieron de Adán a través de la familia de Noé. Ciertamente, no eran especies únicas en el sentido de ser algo así como “inferiores a los humanos modernos”; son la evidencia de hermosas variaciones en apariencia. Pudieron haberse visto distintos, pero no fueron ni torpes ni brutos. Ellos poseían la naturaleza humana y la habilidad dada por Dios para descubrir soluciones creativas en un mundo peligroso, en pecado y en maldición. Todos ellos vivieron en rebeldía contra Dios y necesitados de Su gracia.
Los primeros humanos conocidos hacían herramientas y también, dejaron evidencias de que eran completamente humanos como tú o como yo.