Deuteronomio 34:1–12
Subió Moisés de los campos de Moab al monte Nebo, hasta la cumbre de Pisga, que está enfrente de Jericó; y le mostró Jehová toda la tierra de Galaad hasta Dan… Y murió allí Moisés siervo de Jehová, en la tierra de Moab, conforme a la palabra de Jehová. Y lo enterró en el valle, en la tierra de Moab, enfrente de Bet-Peor; y ninguno conoce el lugar de su sepultura hasta hoy. Era Moisés de edad de ciento veinte años cuando murió; sus ojos no se oscurecieron ni perdió su vigor.
Moisés se considera ser el autor de los primeros cinco libros de la Biblia, el Pentateuco (Deuteronomio 31:24). Los estudiosos liberales han rechazado esta afirmación, y las teorías abundan en cuanto a la autoría "verdadera". A pesar de los detractores, la vida y la muerte de Moisés están contenidas en estos libros, junto con el relato de la creación del universo y el llamado del pueblo elegido a través de Abraham, Isaac y Jacob (Israel).
Después de vagar por el desierto tras el Éxodo, los hijos de Israel están al borde de la Tierra Prometida. En este momento, la autoridad de liderazgo de Moisés fue transferida a Josué (Deuteronomio 31:23). Josué iba a llevar a la nación a su nueva patria sin la compañía de Moisés.
Deuteronomio 34:4
Y le dijo Jehová: Esta es la tierra de que juré dar a Abraham, a Isaac y a Jacob, diciendo: A tu descendencia la daré. Te he permitido verla con tus ojos, mas no pasarás allá.
Después de haber visto la Tierra Prometida, Moisés murió y fue sepultado por Dios (Deuteronomio 34:5–6). Si Moisés estaba muerto, ¿cómo podría ser considerado el autor del Deuteronomio?
ESTO NO SIGNIFICA QUE HAY UN ERROR, SINO QUE LAS DEMARCACIONES SON DIFERENTES.
En el momento de la escritura, los libros estaban contenidos en pergaminos. El final de un libro y el comienzo del siguiente no estaban claramente delineados. En las traducciones modernas hay muchos casos en los que el último versículo se considera el primer versículo del siguiente capítulo del texto judío. Esto no significa que haya un error, sino que las demarcaciones son diferentes.
Del mismo modo, el último capítulo del Deuteronomio podría considerarse como el primer capítulo de Josué sin dañar la integridad del texto. Ésta es una posible solución a la contradicción inferida.
Otra posibilidad es que, después de haber grabado las palabras finales de bendición en Deuteronomio 33:29, otro escritor completó la historia de Moisés después de su muerte. Al ser divinamente inspirado (2 Timoteo 3:16–17), el autor anotó estas últimas actividades de Moisés y las colocó en los registros. Exactamente quién es este autor es una cuestión de disputa. Ya sea Josué, Esdras, Eliazar u otro, el relato simplemente cierra la vida de Moisés.
Ya sea que debamos reorganizar los capítulos o asignar un autor diferente a esa pequeña porción, no hay contradicción en el texto. Ninguna de estas resoluciones altera ninguna verdad de la Escritura al problema aparente. Si, a su muerte, alguien tomara su diario o memorias personales y agregara una breve descripción de su muerte, usted todavía sería considerado el autor de la biografía.