¿Por qué es tan importante para el cristiano contemplar la gloria de Dios reflejada en las matemáticas o en cualquier otro lugar? Simplemente, porque contemplar la gloria de Dios es la primera directriz para un crecimiento espiritual.
¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas?Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo. (Proverbios 23:5, RVR 1960)
Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado. . . (Juan 17:24a, RVR 1960)
En lugar de nosotros hacer algo a la sustancia del sujeto, la sustancia del sujeto debe hacer algo a nosotros.
–Dr. Mark Fakkema
¿Por qué es tan importante para el cristiano contemplar la gloria de Dios reflejada en las matemáticas o en cualquier otro lugar? Simplemente porque contemplar la gloria de Dios es la primera directriz para un crecimiento espiritual. De igual forma uno se podría preguntar por qué son tan importantes para la vida comer y respirar.
¿Qué quiere decir “crecimiento espiritual”? ¿Cómo se mide? ¿Hacia qué, o en qué, han de crecer los cristianos? Las respuestas a estas preguntas se encuentran en Romanos 8:29; el destino del cristiano es ser conformado a la imagen de Jesucristo. Ya que tales eventos predestinados por Dios ocurren con probabilidad uno, los cristianos saben que “. . .cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.”1 El rey David dijo: “En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia; estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.”2
Evidentemente, la acción del cambio es la visión. En 1 Corintios 13:12 se puede leer: “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.” (RVR 1960)
Para un cristiano es inútil intentar cambiarse a sí mismo para ser como Cristo. Su tendencia es esconderse detrás de las características de una vida parecida a la de Cristo, para ponerse una máscara cristiana, lo cual sólo sofoca la vitalidad espiritual. La batalla contra este engaño se hace más difícil cuando la máscara es ofrecida por un pastor, pariente, maestro, amigo o consejero quien, intentando lo mejor, ofrece la máscara y exhorta a “su” cristiano a ponérsela.
Es fácil olvidar que la transformación a la semejanza de Cristo es interna, donde Dios mira fíjamente, en nuestro carácter, la esencia de nuestras almas. Las listas de características de Cristo en el Nuevo Testamento son principalmente listas de comparación para que el cristiano pueda calcular si su crecimiento se está dando.
Una iglesia prominente imprime en sus boletines la frase: “Aprendiendo a vivir como vive Cristo”. Es fácil aprender a vivir como vive Cristo, pero es imposible vivir como Cristo vive. Una mejor frase podría ser: “Aprendiendo a vivir en Cristo”, o “Aprendiendo a vivir vidas como la de Cristo”. Para ilustrar esta llamada “vida a profundidad”, el alcalde Ian Thomas usa su analogía del guante en la mano: “los cristianos deberían ser simplemente el guante, permitiendo a Cristo, la mano, usarlos como Él desea”.
Pero esto otra vez implica: “¿Qué?” cuando “¿Cómo?” es requerido. ¿Cómo hace un cristiano para “dejar de hacer y permitir a Dios actuar”? ¿Cómo se puede relajar uno en sí mismo para convertirse en el guante cuando se está impregnado con humanidad? “Escucha”, el cristiano es amonestado, “Cristo es la Vid, tú eres una rama. Tú no tienes que intentar dar fruto, tú darás fruto porque la vida fructífera misma de la Vid fluye a través de ti”.
El clamor del hacedor de carpas de Tarso todavía resuena en el corazón de cada cristiano: “¡Aun así, vivo!”. Si tú vives, tienes que hacer. El poeta y sacerdote G.M. Hopkins continuamente peleó con este dilema y escribió:
Cada ser mortal hace una cosa y ésta misma:
Lidia con el ser interior en que cada uno mora;
Los mismos- igual van; yo mismo hablo y deletreo,
Lamentando que lo que hago soy yo: por eso yo vine.3 (Énfasis de Hopkins)
Cuando un cristiano recibe un reto en la Iglesia y se lanza de la Iglesia al mundo “real”, a menudo lleva consigo su pánico subliminal mientras anticipa las confrontaciones que él seguramente encarará si cumple con su resolución de “vivir como Cristo vive.” A menudo se encuentra a sí mismo volviendo atrás, resignado a llevar en sus hombros la carga semanal de culpa, hasta que siente un alivio temporal de nuevo el domingo. Incluso si él aguanta y testifica durante la semana, nunca está seguro si esta actividad no es sólo el resultado de su reto dominical. Ciertamente siente como si estuviera tratando de hacerlo.
La clave para resolver esta tensión entre la parte que le corresponde a Dios y la parte que me corresponde a mí, como cristiano, se encuentra en 2 Corintios 3, 4 y 5, siendo el eje el versículo 3:18: “Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.”(RVR 1960). Me vuelvo como Cristo al contemplar Su gloria. Esta siempre dolorosa transformación es accionada completamente por el Espíritu Santo. La función del cristiano es únicamente contemplar. Algún día, los creyentes serán como Cristo porque lo verán a Él tal cual es. Ahora, ellos deberían “estar volviéndose” como Él, al contemplar Su gloria. Si contemplar es “hacer”, esto es lo que hacen ellos. Las características de Cristo dadas en el Nuevo Testamento se manifiestan a través del cristiano, una función de la cantidad de tiempo que él se pasa contemplando y de la calidad de su visión. Atrapado en el tiempo, el cristiano no ve la cara de Cristo, pero ve Su revelación en las Escrituras (contemplar al Cordero) y en el “espejo oscuro” de la creación.
¿Qué significa “contemplar”? ¿Cómo contempla uno la gloria de Dios? Obviamente, la visión física es parte de la respuesta, pero igual de obvio, no es la respuesta completa. Uno no puede ver a Cristo físicamente, pero es capaz de ver físicamente las evidencias de Su poder y gloria en la creación, la base de la cual son las matemáticas.
Uno no puede ver a Cristo físicamente, pero es capaz de ver físicamente las evidencias de Su poder y gloria en la creación, la base de la cual son las matemáticas.
Annie Dillard, en su Pilgrim at Tinker’s Creek, compuso un himno a la variedad, complejidad y misterio de la gloria de la creación, la cual ella, a menudo, llama “naturaleza”. Ella percibe, a alguien acechando detrás de escenas, esparciendo la trascendencia ahí, insatisfechopor ella, lo cual el cristiano conoce como “las cosas invisibles de Dios, incluso Su eterno poder y Deidad”, constantemente reflejado en el espejo de Su creación.
Cuando Dios quiso la atención de Job, Él saturó la visión natural que esperaba del hombre, con la majestad de la creación. Pero, realmente, ya que Cristo es Espíritu, para contemplarlo, el cristiano de alguna manera debe desarrollar una vista espiritual. El tiempo de Pascua, cuando los creyentes más extrañan “el ser querido que vive ¡ay!, lejos”, lo trae de vuelta a casa. Ellos caminan por fe, no por vista. La implicación: la fe es vista espiritual o discernimiento, viendo a través de lo visible y tangible a lo invisible y trascendente. La fe resuelve la paradoja de la Escritura- el cristiano es capaz de ver cosas que no se han visto, para claramente ver las cosas invisibles de Dios. Moisés “Por la fe dejó a Egipto. . . porque se sostuvo como viendo al Invisible.” (Hebreos 11:27, RVR 1960). El Autor y Consumador de nuestra fe debe naturalmente volverse el foco de nuestra visión espiritual si queremos crecer como Él.
El Dr. Al Greene, pensador pionero en la filosofía de la educación cristiana, tiene esto que decir:
La sexta beatitud, “Bienaventurados los de limpio de corazón, porque ellos verán a Dios” es de doble filo. No solamente ver a Dios es una consecuencia de la pureza de corazón; pureza es la consecuencia de ver a Dios. Cuando Juan dice “. . . seremos semejantes a Él porque le veremos tal como él es. . . ” él está diciendo que la cualidad genuina de la mente de Cristo se vuelve nuestra cada vez más como lo vemos a Él, aquí por fe, luego, por vista. Se habla de esta pureza en el Sermón del Monte en los siguientes términos:
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo está lleno de luz, pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará lleno en tinieblas.” La contaminación entra a la mente humana cuando una persona empieza a caminar sin depender de Dios.4
Se vuelve claro que el ojo de fe del cristiano es su mente, mediante cuya renovación el cristiano es transformado. Su mente es el prisma que recibe la luz de la gloria de Dios y riega ese espectro cegador en las arrugas y cavernas de su alma. Los cristianos tienen la mente de Cristo, la cual, a través de la contemplación, se vuelve más y más su mente. Poniendo sus mentes en las cosas de arriba, los que contemplan son “renovados a un verdadero conocimiento conforme a la imagen” del Creador. Después de esta promesa en Colosenses 3, sigue un listado. Antes de las listas en 1 Pedro y después del vínculo de la fe con la vista, los cristianos son exhortados a ceñir sus mentes para la acción. Más que navegar sobre la superficie de la Escritura, los que contemplan encuentran algunas “cosas profundas” para meditar, incluso en tan engañosamente simples versículos como: “Porque cuál es su pensamiento en su corazón, tal es él.” (Proverbios 23:7a, RVR 1960)
Mientras aprendemos a caminar por fe, nuestra visión espiritual se centra en la futura venida del Señor, un enfoque que la Biblia llama esperanza (ver Romanos 8:18–30). El resultado natural de este proceso sobrenatural es la humildad (recuerde el testimonio de Job) y el amor. Vivir a la luz de Su venida destruye gradualmente la urgencia de amontonarnos cosas para nosotros mismos; la consecuente disminución del miedo lo encontramos remplazado por una creciente libertad para dar sacrificialmente, esto es, a amar. Justo como se indica en 1 Corintios 13, la esperanza es fe madura la cual produce lo “más grande”: el amor.
Entonces. . . Cristo es la Verdad, revelado a través de Su Palabra en la Escritura y en el mundo, percibido por el creyente con ojos de fe a través de la agencia de su (Su) mente. Mientras el creyente observa “las cosas que no se ven”, su hombre interior se renueva día a día, produciendo en él a través de la aflicción un “eterno peso de gloria incomparable”.
Nosotroslos cristianos, evaluamos nuestro crecimiento respecto a la semejanza a Cristo sobre la base de los listados en la Escritura, los cuales son el epítome de humildad y servicio. Cuando nosotros nos juzgamos insuficientes, no tratamos de volvernos más _______, o menos ______, porque conocemos que la vida cristiana no es un estacato de actos buenos, sino un continuum, de la vida de Cristo. Reconocemos que la ceguera o la visión corta es el verdadero culpable y nos concentramos en mejorar la calidad y cantidad de su visión del Padre de las luces, tal como se explica en 1 Pedro 1:9.
Ahora, más que tornarnos perplejos y condenados por versículos como 1 Juan 3:3, nosotros, observadores, somos bendecidos. No es que nos purifiquemos a nosotros mismos al tratar de emular la pureza de Cristo. En su lugar, nos purificamos a nosotros mismos fijando nuestra esperanza en Cristo; gradualmente, la pureza de Cristo se vuelve nuestra, a través del ministerio del Espíritu Santo. El poema de Hopkins, mencionado antes, continúa de hermosa manera:
Digo más: el hombre justo, hace justicia; Mantiene la gracia: que mantiene todas sus constantes gracias; Actúa a los ojos de Dios lo que él es a los ojos de Dios–Cristo- porque Cristo interviene en diez mil lugares, Hermoso en los brazos, y amado en ojos que suyos no son Al Padre a través de rasgos de rostros de hombres.5
La Verdad dota al cristiano del potencial de hacer verdad, y de hecho le está liberando.
Muchos cristianos leen, incluso estudian la Biblia, y nunca buscan una revelación de Dios mismo. Solo una simple pregunta: “¿Qué tiene qué ver este fragmento de la Escritura con Dios?” La respuesta es profunda, grande y suficiente como para involucrar una vida de oración, investigación, meditación, ayuda de otros, y encima de todo, una vida de pensar. Para el cristiano que está creciendo, las percepciones que ayer parecían tan completas y satisfactorias, le abren los ojos a nuevas veredas que necesitan ser exploradas hoy. La palabra profética verdaderamente se vuelve realidad “una luz que alumbra un lugar oscuro;” “el día esclarezca” y “la mañana salga” en el corazón del creyente. Como David, él busca “. . . contemplar la hermosura de Jehová y para inquirir en su templo” (Salmo 27:4, RVR 1960). Al escuchar la orden de Dios “Buscad mi rostro”, el observador, como David, responde, “Tu rostro buscaré, oh Jehová” (Salmo 27:8, RVR 1960). Tales cristianos están propensos a ver más allá de la vacía repetición que caracteriza una gran parte de la predicación, enseñanza y escritos, para exigir de sí mismos y de sus mentores: “¡Señores, veamos a Jesús!”
Muchos cristianos leen, hasta estudian, la Biblia, sin esperar jamás que Dios Mismo sea revelado.
En el mejor de los tiempos, sin embargo, nos encontramos gastando gran parte de nuestras horas en otras actividades que no son buscar la revelación de Cristo en las Escrituras. Esos otros proyectos se llevan a cabo en el dominio de la creación, el “espejo oscuro” que también constantemente refleja el poder y la divinidad de su Creador, “pero el observador desea: ¿qué dos cuando una vez encuentran el corazón, levantan alas de forma cada vez más atrevida y se lanzan por él, oh, media tierra se arroja por Él, bajo Sus pies”6? De hecho, como ya apunté, Romanos 10:17 es puesto en el contexto de la creación que está proclamando, “La Mano que me formó es divina”.
El año en que murió el rey Uzías, cuando Isaías vio al Señor en Su esplendor, los ángeles dirigieron la atención a toda la tierra, la cual, afirmaron ellos, estaba llena de la gloria de Dios. Y cuando Dios develó a Job el panorama de Su poder en la naturaleza, la respuesta de Job es reveladora: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven”. (Job 42:5–6, RVR 1960). Tal como Isaías, Job fue vencido con arrepentimiento y humildad; “. . . y me arrepiento en polvo y ceniza”7
Aquéllos cegados a la luz de Dios reflejada en el espejo de la naturaleza, automáticamente tropiezan de la racionalidad a una tierra de ensueño donde lo “sacro” y lo “secular” forman lugares mutuamente exclusivos. Con esta falsa dicotomía –esta perversión de la realidad- que impregna sus vidas, ellos sirven de labios a Dios el domingo, pero gastan la mayor parte de su energía en la adoración y el servicio de la creación.
Este tipo de pensamiento pernicioso no es algo nuevo. La Biblia recuenta una instancia dramática de esto en 1 Reyes 20. Me doy cuenta de que este pasaje se usa en muchos sermones para (correctamente) ilustrar que Dios está con nosotros tanto en nuestras penas (valles) como en nuestras experiencias en la “cima”. Como historia, sin embargo, el rey sirio, Ben-Hadad, estaba dispuesto a otorgar a Dios las colinas mismas, pero reclamó los llanos reales para él mismo. Aunque los hijos de Israel, en orden de batalla, fueron “como dos pequeños rebaños de cabras, mientras que los sirios llenaron el campo”, Dios permitió a los israelitas comer el aperitivo de Ben-Hadad. ¿Por qué? Porque los sirios dijeron: “Jehová es Dios de los montes, y no Dios de los valles” (v. 28, RVR 1960). Un humano involucrado en tal disputa de propiedad con el Creador sobre una porción de Su creación está en una situación de derrota. Esto es cierto si son los llanos de Afec o el lenguaje universal que son las matemáticas.
Una última observación concerniente a 1 Reyes 20. Dios está explicando la cosmovisión correcta a Su pueblo, no a los paganos. Antes de conocer a Jesús, mi cosmovisión estaba completamente errónea. El error es ámbito normal del incrédulo. Pero ahora en Cristo, con la guía a la verdad del Espíritu Santo, no tengo excusa para acogerme a una perspectiva de vida en el universo secular/sagrada, compartimentada e idólatra, intentando falsa y fútilmente excluir a Dios de cualquier parte de este.
Nosotros, peregrinos, necesitamos progresar de un reconocimiento vago y ocasional de Dios detrás de una puesta de sol espectacular, a “levantar corazón, ojos; bajar toda esa gloria de los cielos para cosechar a nuestro Salvador;”8 donde la creación visible e invisible desencadena constante alabanza consciente, agradecimiento y adoración, dirigidos al Creador y Sustentador.
Veo una rosa, impregnada con el sol de la mañana. Maravillado de la armonía de la belleza y fragancia que exhibe, yo “veo” a través y más allá de ella en mi mente, y recuerdo que Dios la creó, Su belleza más que la de ella, Su majestad y poder también son más. Sostenida por Su palabra, Él está al presente colocándola en unidad con todo lo demás. Si yo fuera privilegiado en estudiar la flor de manera microscópica, para ir donde “viven las cosas más anheladas, en su frescura y profundidad,” y ver la destreza estructural de Dios, yo vendría a “verlo” a Él en una luz aún más nueva.
A última instancia, podría construir en mi mente una aproximación del modelo matemático de la rosa la cual Dios mantiene en Su mente, “pensar Su pensamiento después de Él” en el lenguaje de fabricación de la naturaleza, las matemáticas.
Estos pensamientos y memorias mueven en mí gratitud y alabanza, haciendo ecos de Apocalipsis 4:11: “Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.” (RVR 1960)
Así, “contemplo” al Creador de la rosa.
Los observadores aprecian la función y propósito del tiempo, sin explicar por qué una visión del mundo es deficiente. En el pasado, Dios predestinó a los cristianos a ser como Su Hijo; ahora, ellos se están volviendo como Él al contemplar Su gloria; en el futuro, ellos serán como Él porque lo podrán ver cara a cara.
Para expresar el principio de la contemplación, el Dr. Mark Fakkema usó diagramas similares a los siguientes, donde simboliza a Cristo, representa a los humanos, no sólo creados a Su imagen, sino también recreados en una nueva vida espiritual en Él. Cristo mora en ellos por su invitación y sumisión personal a Él. La persona que no es salva puede ser representada por . Aunque aun es una imagen-portadora de Dios, él permanece muerto espiritualmente en sus trasgresiones y pecados. El proceso de contemplación es representado a continuación:9
El cristiano está siendo completado, hecho por completo, mientras él contempla la gloria reflejada de su Señor. Incluso en una escuela cristiana, algunos estudiantes no muestran un carácter cristiano. Puede que sea porque ellos no están vivos en Cristo, un hecho que tiene implicaciones para las políticas de admisión de la escuela. Puede ser que un velo de pecado cubra los ojos de fe del estudiante. El remedio bíblico es confesar y dejar todo pecado. Puede ser que el estudiante no esté aprendiendo la verdad tal como es reflejada en una materia en particular. La incompetencia en matemáticas, por ejemplo, podría cegar al estudiante a la gloria del Creador reflejada ahí.
Pero quizá es simplemente porque un crecimiento valioso toma tiempo. La parábola del sembrador y la semilla (Marcos 4) lo deja claro. Esto implica además que la siembra de la verdad, tanto bíblica como creacional, viene primero, y es constante. La “modificación de comportamiento” –el fruto- viene segundo y es una función de la condición del suelo.
La cantidad de control exterior aplicado a un cuerpo estudiantil debe ser continuamente monitoreado para que sea suficiente y, de igual importancia, para que sea mínimo. Como dijo G.K. Chesterton: “El propósito principal de tener reglas y orden es dar rienda suelta para que las cosas buenas corran desenfrenadamente.”10
Los maestros cristianos o administradores nunca deberían intentar el trabajo infructífero de procurar producir fruto en los niños por reglas, reuniones, amenazas, ridiculización, castigo, u otras formas de coerción. La única esperanza de producir fruto real reposa en la siembra fiel de la semilla.
Aunque es sólidamente real e indispensablemente práctico, contemplar la gloria de Dios reflejada en las matemáticas es completamente dependiente de la fe, lo cual es vista espiritual. ¿Cómo deseculariza el maestro cristiano toda el área de aplicaciones de las matemáticas, el aspecto vocacionaly tangible? A juzgar por las descripciones de curso citadas con anterioridad, muchos colegios cristianos o no están conscientes del problema o eligen ignorarlo. Las escuelas secundarias cristianas no lo hacen mejor. Una descripción típica: “Las matemáticas abren la puerta a muchas oportunidades académicas y de estudios avanzados en cualquiera de las escuelas de ciencia e ingeniería.” Al leer esto, el estudiante no duda que, por sus mentores cristianos, la única razón para estudiar matemáticas es para sacar provecho de ellas. Después éstos están perplejos cuando aquéllos se vuelven adoradores y, por añadidura, farisaicos.
Las aplicaciones de las matemáticas a la naturaleza, bajo las cuales están subsumidas, directa o indirectamente las vocaciones orientadas hacia las matemáticas, son gobernadas por el principio expresado en Génesis 1:26–28 y Salmo 8, el llamado “mandato cultural.” Dios manda a Sus hijos a sojuzgar y llenar la tierra y señorear sobre ella. Los cristianos son gobernados por esta orden ejecutivamientras vivan en la tierra, y esto incide sobre cada ocupación. Un ministro, refiriéndose a un miembro de su congregación, proclamó desde el púlpito: “Jorge es dentista para poner el pan a la mesa, pero su vocación real es guiar a sus pacientes a Cristo.” Jorge debe ser alentado a proveer para su familia y a estar listo para dar una respuesta por la esperanza que está en él. No obstante, si Jorge (o su pastor, en este caso) no está consciente de la parte que juega su profesión per se en el sojuzgar y llenar la creación; si él denigra esto; si, de hecho, él ve esto como otra cosa que como un sacramento en el contexto de 1 Corintios 10:31 o Colosenses 3:17, él se equivoca gravemente. Su Dios es demasiado pequeño. Peor, él ha hecho de su profesión un ídolo, imaginando vanamente su existencia fuera del ámbito de Dios.
En contraste, la película biográfica, Carretas de fuego¸ representa al atleta olímpico Eric Liddell, un misionero escocés destinado a morir en un campo de prisión japonés, que cuenta a su hermana: “Dios me hizo con un propósito. Él me hizo para China. Pero Él también me hizo rápido y cuando corro, siento Su gozo. Ganar es honrarlo a Él.”11 Dios quiere que los cristianos hagan “___________” (matemáticas, odontología, lavar los trastes) para darle placer a Él y hacerlo con excelencia, para darle honor a Él. Al menos a la periferia de cualquier ocupación, íntegra a la mayoría, las matemáticas son esenciales en sojuzgar y llenar tareas. Los estudiantes deben ser encarados no sólo con su toma de responsabilidades, sino también con la futilidad de intentarlo mientras descuidan las matemáticas. Sin un conocimiento funcional de las formas de los discursos que Dios usó en la creación, los humanos están no tienen la fuerza para llenar la tierra y están en peligro de ser sometidos ellos mismos por ella.
Es posible que las escuelas y universidades cristianas produzcan estudiantes que, en vez de adorar y servir a las matemáticas, adoran y sirven al Padre de las luces, de quien provienen las matemáticas.
Los verdaderos maestros cristianos entonces motivan a sus clases en dos formas válidas a aprender matemáticas. Primero, las matemáticas exhiben la gloria de Dios, la cual es necesaria para el crecimiento a Su imagen, lo cual es el destino de los cristianos. Segundo, las matemáticas equipan a los estudiantes a cuidar de la creación, bajo el mandato divino.
Debido a que este entrenamiento ocurre en la mitad de una batalla espiritual, su implementación práctica no es simple ni fácil. Morris Kline es más verdadero de lo que él se da cuenta cuando dice: “Las nocivas yerbas malas de la falsedad pueden florecer lado a lado con el bien, la verdad, y la belleza. Quizá el diablo propaga sus semillas y hace levantar su cosecha a la par con el Dios de verdad.”12
Pero más grande es Él que está en nosotros que el que está en el mundo. Mediante Su poder, en fidelidad y paciencia, es posible que las escuelas y colegios cristianos puedan graduar estudiantes que, en vez de alabar y servir a las matemáticas, alaban y sirven al Padre de las luces, de quien vienen las matemáticas.
Aparezca en tus siervos Tu obra,
Y tu gloria sobre sus hijos.
Sea la luz de Jehová nuestro Dios sobre nosotros,
Y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
Sí, la obra de nuestras manos confirma. (Salmo 90:16–17, RVR 1960)