Nota del Editor: Este artículo fue publicado originalmente en la book The New Answers Book 4.
¿Son los cambios climáticos una amenaza seria para nuestra manera de vivir?
Hay buena evidencia que las temperaturas globales han estado ascendiendo lentamente durante los cuatro siglos pasados y estuvieron disminuyendo lentamente durante muchos siglos antes de eso. Pero, ¿son estos cambios de temperatura una seria amenaza a nuestra forma de vida, o son ellos solamente parte de una variación normal a la que nos podemos ajustar fácilmente? Tristemente, nuestras vidas van a ser afectadas, ya sea el calentamiento global una amenaza real o no. El calentamiento global ha sido culpado por casi todo mal en nuestra sociedad.1 En su discurso sobre el Estado de la Unión en 2013, el Presidente Obama dijo esto:
Es verdad que un solo evento no hace una tendencia. Pero el hecho es que, los 12 años más calientes registrados todos han venido en los últimos 15. Olas de calor, sequías, incendios forestales e inundaciones—todos son más frecuentes y más intensos. Podemos escoger creer que la súper tormenta Sandy, y la sequía más severa en décadas, y los peores incendios forestales que algunos estados alguna vez han visto, todos fueron solo una coincidencia rara. O podemos escoger creer en el juicio abrumador de la ciencia—y actuar antes de que sea demasiado tarde.2
Dentro de esta corta cita, muchas de las cuestiones comunes relacionadas al cambio climático son presentadas—eventos recientes que no son necesariamente indicativos de una tendencia a largo plazo, una afirmación de que la “ciencia” está establecida y una advertencia de que debemos actuar ahora. El Presidente continuó estas palabras prometiendo que, si la legislación no viniera, él haría todo lo que pudiera mediante orden ejecutiva.
Estas nuevas políticas casi con seguridad elevarán el costo de la energía. Costos de energía más altos bajarán el estándar de vida para todos, particularmente los más pobres entre nosotros. ¿Hay un cambio desastroso en el clima emergente? ¿Es el hombre responsable? Comencemos nuestro viaje para responder esas dos preguntas definiendo nuestros términos.
El Oxford English Dictionary (Diccionario de Inglés Oxford) define cambio climático como un cambio en los patrones del clima global o regional, en particular un cambio aparente desde mediados hasta el final del siglo XX en adelante y atribuido grandemente al incremento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico producido por el uso de los combustibles fósiles.3 Otras definiciones de diccionario son más sucintas y no especifican la causa, dirección o marco temporal. No es de sorprender que haya algo de disparidad en las definiciones. Con temas controversiales, la gente a menudo está en desacuerdo sobre exactamente qué significan las palabras. Para el propósito de este capítulo, la frase “cambio climático” será usada para querer decir cambios en el clima a largo plazo (principalmente en la temperatura) sin implicar una causa para, o dirección en, el cambio.
Algunos usan estas frases intercambiablemente, y otros no. Aquellos que ven un cambio en la temperatura global en una sola dirección, tienden a utilizar los términos intercambiablemente. Sin embargo, la frase “calentamiento global” fue mucho más popular antes del 2006 y 2007 cuando la temperatura promedio global declinó significativamente. “Cambio climático” es mucho más comúnmente usada hoy y parece mucho menos perjudicial. Por lo tanto, “cambio climático” será usada de aquí en adelante.
Cuando hay carencia de buenos datos y cuando la gente ve a los datos desde dos perspectivas muy diferentes, es fácil que haya desacuerdo.
Medir la temperatura promedio de la tierra es muy difícil. En cualquier punto en el tiempo, diferentes partes de la tierra están experimentando diferentes condiciones; por ejemplo, día y noche, verano e invierno, nublado y despejado, árido y húmedo y ventoso y calmado. Este nivel de variabilidad requiere que sean hechas mediciones frecuentes en muchos lugares durante muchos años para poder calcular una temperatura global promedio. Mediciones de temperatura han sido hechas en estaciones climáticas terrestres desde 1880. Dos factores principales han hecho aquellas mediciones menos precisas de lo que necesitan ser—cambios drásticos en el área inmediata alrededor de algunas de estas estaciones climáticas y distribuciones pobres de las estaciones climáticas alrededor de la tierra. Estos hechos llevaron a los científicos a presionar por mediciones de temperatura desde los satélites.
Los satélites son capaces de proveer datos mucho mejores que los de los sistemas basados en tierra. Pero incluso las mediciones de satélite, que comenzaron en 1979, no carecen de defectos. En 2002, las órbitas de los satélites fueron ajustadas para que las mediciones pudieran ser hechas en un lugar y tiempo del día constantes.4 Claramente, solo unos pocos años de mediciones útiles no son suficientes para darnos un buen entendimiento del cambio climático. No es ni siquiera el tiempo suficiente para que estemos seguros de que estas nuevas mediciones satelitales son suficientemente precisas. Lord Kelvin dijo, “medir es conocer”. Jamás tendremos un entendimiento claro del cambio climático hasta que seamos capaces de medir con precisión la temperatura de la tierra durante décadas, si no es que durante siglos.
La carencia de mediciones precisas no ha detenido a los científicos de interpretar los datos que ellos tienen. No es problema. Así es cómo la ciencia funciona. Los científicos necesitan hacer su mejor esfuerzo para reunir datos precisos y proponer teorías basadas en esas mediciones. Ellos analizan esas teorías haciendo más experimentos para ver si las nuevas mediciones son consistentes con la teoría más reciente. En el proceso de usar el método científico, los científicos aprenden cómo hacer mejores experimentos, hacer predicciones más precisas y proponen mejores teorías. El problema aquí es que estamos en una etapa muy temprana en el proceso de entendimiento del cambio climático. En etapas tempranas, los investigadores tienen una fuerte tendencia a desarrollar teorías basadas en su propia cosmovisión y hacer experimentos diseñados para validar su teoría en lugar de analizarla. La inclinación actual hacia el calentamiento global probablemente alargará el tiempo requerido para construir modelos climáticos más precisos.
Para aquellos que creen que el universo es el resultado de un supuesto Big Bang, donde partículas invisibles de alguna manera cobraron existencia y aleatoriamente se organizaron a sí mismas en átomos, moléculas, estrellas y planetas, no habría ninguna razón para esperar que la temperatura de la tierra fuera controlada dentro de un rango específico. Que la vida exista debería ser considerado extremadamente improbable desde esta perspectiva. Stephen J. Gould, un evolucionista, lo planteó de esta manera, “estamos aquí porque un grupo raro de peces tuvo una anatomía de aleta peculiar que se pudo transformar en piernas para las criaturas terrestres; porque la tierra nunca se congeló completamente durante una edad de hielo; porque una pequeña y tenue especie, surgiendo en África hace un cuarto de millón de años, ha logrado, hasta ahora, sobrevivir por cualquier medio necesario. Podemos desear una respuesta ‘más alta’—pero ninguna existe”.5
Para aquellos que creen que los cielos y la tierra fueron diseñados y creados por un poder “superior”, hay razón suficiente para esperar que la temperatura de la tierra permanezca en un rango que permita la vida. De hecho, Dios nos da esa promesa en Génesis 8:22:
Mientras la tierra permanezca
no cesarán la sementera y la siega,
el frío y el calor,
el verano y el invierno,
el día y la noche.
Dentro de esta cosmovisión tiene perfecto sentido que la tierra tuviera un sistema de control de temperatura justo como nuestros cuerpos lo tienen, ya que Dios los diseñó a ambos.
“Cuando un perro muerde a un hombre, eso no es noticia, pero cuando un hombre muerde a un perro eso sí lo es”.6 De la misma forma, un clima estable no es noticia, pero uno cambiando dramáticamente sí lo es.
En lo último de los años 1970, numerosos medios de comunicación populares estaban reportando serias advertencias acerca de un cambio climático inevitable. Un artículo del 28 de abril de 1975 en Newsweek comenzó con esta frase: “Hay señales ominosas que los patrones del clima de la tierra han comenzado a cambiar dramáticamente y que estos cambios pueden presagiar un decline drástico en la producción de comida”, y finalizaba, “mientras más se demoren los planificadores, más difícil será que ellos encuentren cómo hacer frente al cambio climático una vez que los resultados se vuelvan una triste realidad” (énfasis mío).7 ¿Suena familiar, o no? Escuchamos pronunciamientos similares hoy. Por ejemplo, el entonces senador Barack Obama dijo en 2006: “No solamente es [el cambio climático] real, sino que está aquí, y sus efectos están dando lugar a un nuevo fenómeno global aterrador: el desastre natural hecho por el hombre” (énfasis mío).8
Lo sorprendente es que el artículo de Newsweek en los años 1970 se estaba refiriendo a un enfriamiento global, y el entonces senador Obama se estaba refiriendo a un calentamiento global. Sí, es correcto. El pánico en los años 70 era que la temperatura de la tierra estaba disminuyendo y continuaría disminuyendo. Hoy, la preocupación es que la temperatura de la tierra está aumentando y que continuará aumentando.
Si, en los años 1970, usted considerara los datos de solamente los 30 años previos, habría sido posible concluir que la tendencia a corto plazo era el enfriamiento, particularmente si usted extrapolara hacia el futuro esperando que la tendencia continuará. (Figura 1). La interpolación de los datos, tratar de estimar un valor dentro de un rango que se ha estudiado, es bastante retador. Pero la extrapolación de los datos científicos a una región de la que no sabe nada no es prudente.
Si hoy usted toma otra vez la perspectiva de los últimos 30 años y la extrapola hacia el futuro, es posible concluir que la tendencia a corto plazo es el calentamiento (figura 1).9 En realidad, durante el último siglo, parece que la temperatura subió de 1900 a 1940, disminuyendo ligeramente de 1940 a 1970 e incrementando de 1980 al presente. Es fácil hacer titulares sacando conclusiones de gran alcance de pequeños rangos de datos; sin embargo, todavía no está claro si estas tendencias a corto plazo contribuyen a un aumento sin precedente en la temperatura global. Algunos climatólogos dicen que la ciencia no estaba establecida en los años 1970 y que ellos no estaban en acuerdo con la prensa popular de ese tiempo.10 Hoy aquellos climatólogos están convencidos de que los últimos datos, ahora que han sido corregidos, son confiables, y que la tierra se está calentando.11
En el presente un número de expertos climatólogos y el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático) parece estar de acuerdo de que la temperatura de la tierra está aumentando y continuará aumentando. Sin embargo, es difícil saber cuál sería el juicio científico de estos individuos en ausencia de presión política abrumadora. Su financiamiento y subsistencia son claramente afectados por su postura sobre esta cuestión.
A nosotros los científicos nos gusta creer que no tenemos sesgo—que estamos interpretando estrictamente los datos y que no somos influenciados por otros factores. ¿Son los científicos diferentes de cualquier otro ser humano en este respecto? Obviamente no. Somos influenciados por nuestras emociones y nuestras creencias, justo como todos los demás. Así que tenga cuidado cuando los científicos se vuelven emocionalmente adjuntados a sus teorías, ignoran la incertidumbre de los datos o dicen que “todos los científicos respetables están de acuerdo” o que “la ciencia está establecida”.12 Cuando una o más de estas es verdadera, puede estar seguro de que la cuestión que se está discutiendo no es puramente científica. Cuando “la ciencia” realmente está establecida, la evidencia será abrumadora, y no habrá necesidad de decir que lo está.
Cuando se está investigando cualquier tema, es interesante seguir el dinero. Hay gran cantidad de dinero en la cuestión del cambio climático. La persona que está más cercanamente asociada con el “calentamiento global” es Al Gore. “Los críticos, en su mayor parte de la derecha política y los escépticos del calentamiento global, dicen que el Sr. Gore está a punto de convertirse en el primer ‘billonario del carbón’ del mundo, haciendo ganancias de las políticas gubernamentales que apoya que dirigirían miles de millones de dólares a los negocios en los que ha invertido”.13 El Sr. Gore dice que simplemente está poniendo su dinero en lo que apoya con sus palabras.14 Las inversiones de Gore de muchos multi-millones de dólares en proyectos de energía verde y su adquisición de una casa con vista al mar de 9 millones de dólares en California son clara evidencia de su éxito financiero en esta área. ¡Ciertamente tendrá una buena vista en la cual mirar el posible aumento del nivel del mar!
Es tentador para cada uno de nosotros enfocarnos solamente en lo que ha sucedido en nuestro tiempo de vida. Sin embargo, para cuestiones relacionadas con el clima, necesitamos una perspectiva a mucho más largo plazo. ¿Han sido las temperaturas globales en las pocas últimas décadas significativamente más altas que en el pasado distante? Desafortunadamente, no hay forma de saberlo con seguridad. Ninguna medición de temperatura ha estado disponible antes de 1880. Los científicos han tratado de correlacionar otros datos científicos con la temperatura global pero estimar las temperaturas de esta forma está lleno de dificultades. Correlacionar los datos de núcleos de hielo o anillos de crecimiento de árbol a las temperaturas globales está lleno de suposiciones que no pueden ser verificadas. La figura 2 muestra ocho diferentes intentos que fueron hechos para predecir la temperatura global.15 La línea oscura es el promedio de esos datos para lo que ellos presumen ser los últimos 12.000 años de la historia de la tierra. ¿Está Ud. confundido de por qué alguien sería convencido por estos datos? Debería estarlo. Las reconstrucciones más recientes son mostradas en la inserción de la figura 2 para los últimos 2,000 años. Estos datos han llevado a muchos climatólogos a concluir que el clima es mucho más caliente ahora que en los últimos 2,000 años.
Evidencia histórica provee una perspectiva diferente sobre las temperaturas globales durante los últimos dos milenios. Hay buena evidencia que el clima en el hemisferio norte fue más caliente hace unos mil años—los vikingos fueron capaces de cultivar en Groenlandia. Después de unos pocos cientos de años, ellos dejaron de cultivar debido al clima más frío. La temperatura continuó declinando por unos pocos cientos de años más y el Tamez en Londres comenzó a congelarse regularmente.16 La disminución en la temperatura se revertió aproximadamente en 1700 d.C. Si esta tendencia de calentamiento continúa, podría ser posible otra vez cultivar en Groenlandia, y el hielo marino en el Atlántico Norte puede ser otra vez escaso. La figura 3 es una estimación de una temperatura global relativa a partir de observaciones históricas antes de 1900 y de datos de estaciones climatológicas a partir de 1990. Mientras no podemos estar seguros acerca de lo que fue cierto en tiempos antiguos a partir de los datos científicos e históricos, las observaciones históricas parecen más confiables en este caso. A partir de estos datos limitados, parece que la temperatura global ronda alrededor de una temperatura media y ha sido ligeramente más caliente en la historia registrada de lo que es hoy. No hay razón para el pánico.
Muchos creen que este reciente aumento en la temperatura es causado por un incremento en el dióxido de carbono debido a que quemamos más combustibles fósiles. Veamos algunos de los hechos acerca del dióxido de carbono y examinemos la evidencia de sus efectos en la temperatura global.
La presencia de dióxido de carbono en el aire es esencial para la vida en la tierra. Sin el dióxido de carbono, no habría vida vegetal, y sin la vida vegetal no habría vida animal. A pesar de esto, Lisa Jackson de la Environmental Protection Agency (Agencia de Protección Ambiental) declaró que el dióxido de carbono era un contaminante bajo la Clean Air Act (Acta de aire limpio) y consideró eso como un riesgo para la salud humana.17 Entonces, ¿es el CO2 esencial para la vida o es un contaminante? El gobierno aparentemente piensa que es ambos—esencial a niveles bajos, y perjudicial a niveles altos. Pero, ¿hay un nivel en el cual el CO2 sea demasiado alto? Como con la mayoría de nuestras regulaciones gubernamentales, esta regulación precedió nuestro entendimiento de la ciencia. Mientras el CO2 influencia la temperatura global, la relación exacta no ha sido establecida ni tampoco la concentración máxima de CO2 en el aire.
Lo que sí sabemos es que el dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero. Los gases de efecto invernadero actúan como un cobertor sobre la tierra. Cuando la luz solar calienta la superficie de la tierra, la tierra tibia irradia algo de ese calor a la atmósfera. Los gases de efecto invernadero disminuyen el escape de ese calor radiado. Usted ha sido llevado a creer que el gas de efecto invernadero más importante es el dióxido de carbono. No lo es. El vapor de agua y las nubes en realidad son responsables de cerca del 80 al 90 por ciento del efecto invernadero total. Así es, al menos 80 porciento. Es por eso que las mañanas despejadas usualmente son más frías que las mañanas nubladas. En las mañanas despejadas, no tenemos un cobertor de nubes que atrape el calor. El porcentaje del efecto invernadero atribuible al CO2 se cree que es tan alto como 20 porciento por algunos y tan bajo como 4 porciento por otros.18 Casi todos están de acuerdo de que el porcentaje de CO2 que es emitido por el hombre está solamente cerca de un 4 por ciento del total de CO2. Por lo tanto, el efecto invernadero causado por el CO2 emitido por el hombre es menos de 1 por ciento del total y puede ser una pequeña fracción de 1 porciento.
A pesar de esto, muchos científicos hoy dicen que el aumento en el CO2 emitido por el hombre es la causa principal del aumento en las temperaturas globales durante los siglos pasados. Solo porque la temperatura global y las concentraciones de CO2 han aumentado durante las décadas pasadas no significa que una causó la otra. La figura 4 muestra que la correlación entre la concentración de CO2 y la temperatura global no es una fuerte, particularmente entre 1900 y 1950. El perfil de temperatura en la figura 3 tampoco concuerda bien con los niveles de CO2 emitidos por el hombre porque el CO2 emitido por el hombre no fue alto durante el periodo de calentamiento medieval. Estos datos no son convincentes.
La preocupación más grande de los climatólogos es que el aumento de la temperatura durante las últimas décadas podría ser amplificado mediante retroalimentación positiva causando que la temperatura global se salga de control. Están preocupados, por ejemplo, de que la temperatura más alta sobre la tierra pudiera derretir más permafrost, liberando más CO2, causando un efecto invernadero más grande. Por otra parte, una temperatura más alta sobre la tierra podría causar más evaporación, más formación de nubes y que más luz solar sea reflejada de la tierra. Esta retroalimentación negativa podría moderar la temperatura global. ¿Qué tipo de retroalimentación es más influyente? Los científicos en la actualidad no son capaces de cuantificarlas lo suficientemente bien para saber si la retroalimentación negativa sobrepasa a la positiva.
Los ingenieros familiarizados con los sistemas de control están bien conscientes de que los sistemas de control dependientes de la retroalimentación positiva fácilmente se salen de control mientras que aquellos basados en la retroalimentación negativa generalmente no lo hacen. Dado que la temperatura de la tierra ha sido relativamente estable durante muchos siglos, parece más probable que el clima de la tierra se ha moderado por sistemas de retroalimentación negativa más poderosos.
Parece que un diseñador brillante ha diseñado una molécula que es esencial para la vida humana y esencial para controlar el clima de la tierra. El agua es una molécula polar que es capaz de disolver las sales, proteínas y ADN que son esenciales para que nuestras células funcionen y para que la vida exista. Las otras propiedades físicas del agua son también críticas para controlar el clima de la tierra. Requiere más calor para cambiar el agua de un sólido a un líquido o de un líquido a un gas que para cualquier otra molécula común. Los 310 millones de millas cubicas de agua sobre la superficie de la tierra son capaces de almacenar tremendas cantidades de calor y proveer una gran estabilidad de temperatura para la tierra. El agua puede fácilmente transferir calor de la superficie de la tierra hacia el aire mediante la evaporación y condensación, lo que es la base para el ciclo hidrológico y gran parte de nuestro clima. La formación de nubes puede también ser la clave para un sistema de retroalimentación negativa que ayude a moderar los cambios de temperatura en la atmósfera de la tierra. Sin agua, el rango de temperatura de día a noche y de la superficie de la tierra a la atmósfera superior sería mucho más grande. Claramente el agua es crítica para la vida humana en muchas, muchas maneras.
En el primer capítulo del primer libro de la Biblia, Dios nos manda sojuzgar la tierra (ver Génesis 1:28). La mayoría interpreta esto como querer decir que deberíamos tener cuidado de la tierra y ser buenos administradores de sus recursos naturales. Si fuera cierto que la quema de carbón, aceite y gas natural tiene un efecto negativo en nuestro ambiente, tendría sentido que nosotros modificáramos nuestra conducta. Pero parece que solo estamos en un rango superior de un ciclo de temperatura natural. No está para nada claro que la pequeña cantidad de CO2 adicional producida por la quema de combustibles fósiles es perjudicial para el ambiente. Es humilde recordar que cuando Dios juzgó la tierra con un diluvio global, estaba creando fuentes combustibles baratas para las futuras generaciones. Obedezcamos el mandamiento de Dios y utilicemos nuestro conocimiento científico para ser buenos administradores de nuestros recursos naturales y preservar nuestro ambiente para la siguiente generación hasta que Él venga de nuevo.19