Steve Ham, de AiG–US, explica la forma en que sólo Jesús puede satisfacer verdaderamente los deseos de nuestro corazón.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (Mateo 5:6)
La pregunta crucial de hoy: ¿tiene usted sed de justicia?
Analicemos las tres primeras bienaventuranzas. Cuando la gente comprende su pecaminosidad a la luz de la gloria de Dios, reconoce su pobreza de espíritu. Con esto viene un duelo debido al pecado y una autonegación. En Cristo, somos perdonados, y recibimos una herencia eterna y glorificada. Todo esto se debe a la maravillosa obra de Dios en nuestras vidas. ¿Cómo es posible que no tengamos sed de Dios?
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, Así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; ¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios? (Salmo 42:1–2)
Tanto el salmista como Jesús hablaron de un concepto similar: aquellos que deseen al Dios vivo, lograrán que su sed de justicia sea aplacada.
Cuando buscamos la justicia de Dios, somos bendecidos de formas inimaginables. Tenga en mente que esto es precisamente lo contrario al mensaje de este mundo que nos dice que está bien y que es bueno buscar nuestra propia bendición (o felicidad). Pero Jesús enseñó que negarnos a nosotros mismos y tener sed de justicia, traería un gran gozo eterno.
Entonces, ¿cómo está su sed de Dios? ¿Brama como el ciervo por las aguas, o está distraído buscando su felicidad en este mundo, de tal forma que su sed de Dios está siendo severamente restringida? La verdad que Jesús compartió en esta bienaventuranza satisface eternamente. Las cosas que este mundo ofrece nunca nos satisfarán. Siempre se va a querer más fama, poder, riquezas, comida, y diversión. En Cristo tenemos un gozo incesante que nos puede satisfacer totalmente.
Es posible que usted tenga el deseo de beber del pozo de este mundo, pero tarde o temprano se secará completamente. La fuente del gozo eterno en Jesús nunca cesará. Si tenemos sed de Él, llegaremos a estar satisfechos.
La gran idea de hoy: tener sed únicamente de Dios.
Oración: pídale a Cristo que le quite su sed de las cosas de este mundo, para que pueda desearlo sólo a Él, de tal manera que nunca más tenga sed.