Cuando Jesús vio a las multitudes, subió al monte; y después de sentarse, Sus discípulos se acercaron a Él. Y abriendo Su boca, les enseñaba… (Mateo 5:1-2) NBLH
La Gran pregunta de hoy: ¿Estás listo para sentarte y escuchar a los pies de Jesús?
Jesús fue seguido por grandes multitudes y todo el mundo estaba asombrado de Su habilidad para sanar toda enfermedad y toda dolencia. Como se dice en los últimos versículos de Mateo 4, la fama del Señor era tan grande que los enfermos y heridos eran llevados a Él para que los curara.
Imagínate si un hombre podría curar el cáncer en la actualidad. Él sería la persona más popular del mundo y estoy seguro de que multitudes correrían a verlo con la esperanza de que sus seres queridos sean sanados.
Fue durante este tiempo de gran popularidad que Jesús se sentó para enseñar a Sus seguidores. Luego predicó el sermón más famoso de todos los tiempos, el Sermón del Monte.
En esta nueva serie, vamos a hacer un corto viaje a través de sólo la primera parte de este sermón, conocido como las Bienaventuranzas. Al hacerlo, me pregunto si podemos acudir a Jesús reflexionando en cómo los discípulos podrían haber acudido a Él. Jesús se sentó para enseñar, y Sus discípulos se le acercaron para escuchar lo que decía. Tan sólo piensa que puedes sentarte a los mismos pies de Jesús y escuchar Sus enseñanzas.
No era inusual que las personas se sentaran a los pies de sus maestros ya que ésta es la forma en que los Rabinos generalmente enseñaban, pero éste no era un maestro normal. Jesús enseñó con autoridad en las sinagogas, y proclamó las buenas nuevas del reino de Dios. Su enseñanza fue respaldada por Su poder al sanar milagrosamente a varias personas. Jesús se sentó, y estoy seguro de que Sus discípulos estaban totalmente atentos, anticipando cada palabra que decía.
Hoy Jesús también está sentado, pero esta vez Él está en el trono. Esto podría ser un pensamiento muy simple, pero es absolutamente importante. ¿Cómo nos acercamos a las Escrituras? ¿Nos acercamos a las Escrituras viendo la gloria que mana de nuestro Señor y Salvador? ¿Venimos a sentarnos a los pies del Maestro más grande de todos los tiempos? ¿Reconocemos Su realeza mientras nos enseña con total autoridad? ¿Reconocemos Su intimidad sabiendo que Él no es una deidad distante, sino un Dios personal que nos revela Su verdad?
Al leer y estudiar las Escrituras, ven con el corazón de un discípulo. Siéntate a los pies del gran y poderoso Maestro. Llena tu corazón con anticipación. Escucha cada palabra. Sé bendecido.
La gran idea de hoy es: reflexionar vitalmente en cómo nos acercamos a las Escrituras.
Oración: Pídele al Señor que te ayude a atesorar Su Palabra.