El Nacimiento del Mundo: ¿4004 antes de Cristo?

Nota del Editor: Este artículo fue publicado originalmente en la revista Answers.

La edad de la Tierra es uno de los temas más polémicos en el debate creación/evolución. En la cultura actual, los que no son cristianos, y también muchos cristianos frecuentemente se burlan de la idea de que la creación ocurrió hace unos 6.000 años.

Hoy en día también se ridiculiza en gran manera incluso a James Ussher (1581–1656), el famoso y respetado arzobispo de Irlanda en el siglo XVII, por afirmar que el mundo fue creado en el 4004 antes de Cristo.

Sin embargo, esta fecha fue ampliamente aceptada hasta que la gente comenzó a creer en ideas de miles de millones de años de historia de la Tierra. En otras palabras, comenzaron a confiar en los últimos hallazgos seculares basados en métodos de datación falibles, en lugar de confiar en el único método absolutamente digno de confianza: consultar el libro de historia que contiene el relato del Testigo Ocular (la infalible Palabra de Dios).

Ussher también postuló que el Día 1 de la creación fue el 23 de octubre. A primera vista, parece un poco descabellado sugerir una fecha específica, pero cuando estudiamos lo que hizo Ussher, nos damos cuenta rápidamente de que era un estudiante brillante que tenía muy buenas razones para sus conclusiones con respecto a la fecha de la creación.

El estudio de la línea de razonamiento de Ussher—que le llevó a la conclusión de que la creación fue el 23 de octubre de 4004 a.C.—nos ofrece elementos de reflexión para el día de hoy.

La Biblia: Los fundamentos del trabajo de Ussher.

Uno de los muchos proyectos de Ussher fue escribir una historia completa del mundo en latín, que incluyera todos los eventos importantes desde la creación hasta el año 70 d.C. Publicó un volumen de 1.600 páginas en 1650. En 1658, dos años después de su muerte, se publicó por primera vez una traducción en inglés titulada The Annals of the World. (La obra completa es fascinante. Recientemente ha sido traducida al inglés moderno y republicada.1)

Para realizar este estudio, Ussher partió de la suposición que la Biblia es la única fuente fiable de información cronológica de los períodos sobre los que habla. De hecho, disponemos de muy poco conocimiento de lo acaecido antes del Imperio persa (entre los siglos VI y III antes de Cristo) de cualquier fuente histórica griega, romana o egipcia o de la historia de otras naciones; mucho se apoya en especulaciones y mitos. En la historia secular las fechas empiezan a ser certeras a partir de la fundación del Imperio medo-persa.

Para los eventos anteriores a esta fecha, Ussher se basó únicamente en datos de la Biblia para construir su marco histórico. Eligió la muerte del rey Nabucodonosor, como una fecha fiable a partir de la cual anclar todas las fechas bíblicas anteriores. Partiendo de esta fecha y retrocediendo cuidadosamente hacia el pasado, dedujo su fecha de la creación: el 23 de octubre de 4004 a.C.

Cómo alcanzó Ussher su conclusión sobre el año de la Creación

Podríamos preguntarnos: ¿Cómo llegó a 4004 a.C.?

La respuesta es: Usando las cronologías en el texto hebreo de Génesis 5 y 11, junto con otros pasajes de la Biblia que vamos a considerar. Para simplificar los cálculos, Ussher asocia su cronología a la deportación definitiva de Judá en 584 a.C. Sus cálculos detallados se extienden a lo largo de más de 100 páginas en el documento original.

Cómo llegó Ussher al Día 1 de la Creación

En ninguna parte de la Biblia se dice que el día de la creación fue el 23 de octubre. Puesto que los judíos y muchos otros pueblos antiguos inician su año en el otoño, Ussher supuso que debería existir una buena razón. Por lo tanto, concluyó que Dios creó el mundo en el otoño. Después de consultar las tablas astronómicas, escogió el primer domingo después del equinoccio de otoño como punto inicial del año 4004 antes de Cristo.

¿Es Ussher un zopenco?

En una publicación producida por el creacionista progresivo Dr. Hugh Ross (que promueve el Big Bang, un diluvio local, y la edad de la tierra de millones de años y días no literales de la creación, etc.), una caricatura se burla del arzobispo Ussher. Se le caracteriza como un "zopenco" porque propuso que Dios creó el universo hace unos 6.000 años, y que los días de la creación fueron días literales. Pero, ¿es Ussher un zopenco como lo retrata el Dr. Ross?

Pero el equinoccio se produce alrededor del 21 de septiembre, no el 23 de octubre. Al menos, en la época actual, a causa de algunos reajustes del calendario. En su investigación Ussher descubrió que los antiguos judíos y los egipcios no usaban la órbita de la luna (calendario lunar) como base de su año. En lugar de ello, su año estaba formado por doce meses, de treinta días de duración cada uno. Al final del año añadían cinco días, y cada cuatro años, añadían seis días. Sin embargo, un año de 365 días es demasiado corto, y uno de exactamente 365,25 días es demasiado largo. De vez en cuando se vieron obligados a suprimir algunos días para que las estaciones coincidieran.

Cuando Julio César reformó el calendario, adoptó básicamente el mismo sistema que ahora usamos, con doce meses de duraciones variables. Sin embargo, incluso con sus reformas, las estaciones comenzaron a desfasarse. Al llegar al siglo XVIII el calendario inglés estaba ya once días desfasado. Para conseguir que las estaciones se iniciaran en la fecha correcta, el 2 de septiembre de 1752 se eliminaron once días del calendario inglés. Nuevamente se eliminó un día en el año 1800 y otro en el año 1900. Estos años deberían haber sido bisiestos, pero se transformaron en años normales para mantener el calendario alineado con las estaciones. Hoy en día utilizamos el calendario gregoriano, que es una versión refinada del calendario juliano.

Antes de la reforma de Julio César, no se introducían correcciones en el calendario. Cuando consideramos los 4.000 años que separan la época de César del momento de la creación, vemos que se deberían eliminar casi 32 días para que las estaciones se iniciaran en el día correcto. Al introducir estos ajustes, Ussher llegó a la fecha del 23 de octubre, no del 21 de septiembre. Sin embargo, al aplicar las correcciones del calendario gregoriano a la fecha juliana, de 23 de octubre de 4004 a.C., obtenemos la fecha gregoriana del 21 de septiembre de 4004 a.C., que es el día normal para el equinoccio de otoño.

¿Tenia razón Ussher?

¿Podemos verificar la fecha de la creación propuesta por Ussher? Hay un pasaje muy interesante en el libro del profeta Amós. Alrededor de 800 a.C. el profeta Amós hizo la siguiente predicción en Amós 8:9–10 (NVI):

En aquel día—afirma el Señor omnipotente—haré que el sol se ponga al mediodía, y que en pleno día la Tierra se oscurezca. Convertiré en luto sus fiestas religiosas, y en cantos fúnebres todas sus canciones. Los vestiré de luto y les afeitaré la cabeza. Será como si lloraran la muerte de un hijo único, y terminarán el día en amargura.

Muchos argumentan que los antiguos judíos antes de la cautividad babilónica usaban un calendario lunar. En este caso, las fiestas judías tales como la fiesta de Pentecostés, la fiesta de los Panes sin Levadura y la fiesta de los Tabernáculos tendrían lugar a mediados del mes alrededor de una luna llena. ¡No puede darse un eclipse solar cuando la luna está llena! Un calendario lunar haría que las estaciones estuvieran desplazadas casi 30 días. Dado que el sistema levítico estaba basado en el ciclo agrícola, al transcurrir los años se podría fácilmente llegar a celebrar la fiesta de la Primera Cosecha después de que toda la cosecha hubiese sido recogida. En el extremo opuesto, se podría llegar a celebrar la fiesta antes de que los primeros frutos estuvieran listos para la cosecha, lo que en realidad sería como burlarse de la fiesta. Para que este sistema de festividades funcione de forma fiable, se debe seguir el año solar de manera que las estaciones tengan su inicio cuando se supone que deben tenerlo y de este modo las cosechas se produzcan aproximadamente en la misma fecha todos los años.

En la página 9 del prefacio de sus Anales del mundo, Ussher afirma: “Por otra parte, vemos que los años de nuestros antepasados, los años de los antiguos egipcios y hebreos, tenían la misma longitud que el año juliano. Consistían en doce meses de treinta días cada uno. (No se puede probar que los hebreos usaran meses lunares antes de la cautividad babilónica.) Se añadían cinco días después del duodécimo mes de cada año. Cada cuatro años, se añadía seis días después del mes duodécimo”. 2

El testimonio de muchos escritores antiguos parece confirmar el uso desde tiempos muy remotos de los años julianos, es decir, trescientos sesenta y cinco días con el añadido de un día extra cada cuatro años. Por lo tanto, Ussher tenía muy buenas razones para seleccionar la duración del año que adoptó. De hecho, la erudición moderna lo reconoce. En 1940 W.G. Waddell tradujo las obras de Manetón, un sacerdote egipcio del siglo III antes de Cristo; esta traducción incluye la siguiente frase: “Saites añadió 12 horas al mes, para hacer que su duración fuera de 30 días; añadió 6 días al año, el cual en consecuencia, tiene 365 días”.3

En este pasaje Waddell añade la siguiente nota: “La adición de 5 días (no 6 como antes) al año corto de 360 días se hizo mucho antes de la edad de los hicsos: se remonta al menos a la era de las pirámides y probablemente a tiempos anteriores. Se cree que la introducción del calendario, reconciliando así artificialmente los años lunares y solares, quizás en una fecha tan temprana como 4236 a.C., nos aporta la fecha más temprana de la historia humana”.4

Lo que el escritor está diciendo es que el calendario que hoy atribuimos a Julio César, es de origen mucho más temprano, y es probable que se remonte a los inicios de la civilización. Ussher está de acuerdo y, mediante el uso de la Biblia, llega a la fecha de 4004 a.C. como fecha del inicio de la civilización, no 4236 a.C. (Lo que esto significa es que ambos coincidieron en la duración del año y que el año juliano es de una gran antigüedad.)

Conclusión

Hemos visto que Ussher tuvo razones lógicas e históricamente válidas para su conclusión sobre el año y quizás también sobre el día de la creación que propuso. Estas fechas no eran conjeturas descabelladas procedentes de un obispo analfabeto que contaba los dedos de sus manos y de sus pies, como alega irrespetuosamente el creacionista progresivo Dr. Hugh Ross en el dibujo de su organización (ver recuadro). Cuando nos remitimos a la Biblia como nuestra autoridad en las áreas a las que ella se refiere, ella misma muestra que no contiene errores.

Como dice la Escritura: “Dios es veraz, aunque el hombre sea mentiroso” (Romanos 3:4).