La bancarrota física normalmente es devastadora pero, ¿que de la bancarrota espiritual? Steve Ham de Respuestas en Génesis-EEUU, explica por qué es un concepto glorioso.
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (Mateo 5:3)
La gran pregunta de hoy: ¿Cuál es el resultado de la bancarrota espiritual?
El mercado de valores es volátil e incierto, pero aun así millones de americanos fijaron sus esperanzas en el supuesto que habrá más subidas que bajadas y eventualmente el dinero dará un retorno positivo. Casi cada día escuchamos historias de victoria o fracaso en el mercado financiero. Las noticias de la noche muestran historias de alguien que pudiera haber hecho una fortuna sacando a flote su empresa o perdiendo millones de dólares impactando contra los mercados o mediante una estafa escandalosa. La gente entra en el mercado para ganar: Nunca conocí a una persona sensata que realmente quisiera estar en bancarrota.
Ayer vimos que en la luz de la gloria de Dios nuestro espíritu está en lo más bajo –completamente en bancarrota. Nuestro estado ante Dios sería desesperanzador sin Su poderosa y graciosa respuesta de salvación mediante Cristo. Pero el resultado es excesivamente glorioso.
El reino de los cielos se encuentra sólo en Cristo. Es Su reino. Es un reino heredado por pecadores que entregan su situación desesperada y su bancarrota al Único que puede tornarla esperanzadora y rica. Sólo piense: El cielo estará lleno de bancarrotas. Cada persona en el cielo será una bancarrota convertida en un heredero de riqueza eterna.
Maravillosamente tenemos acceso al reino ahora mismo. Gracias a la obra completa de Jesucristo, quien está exaltado y reinando, nosotros tomamos parte en ese reino. ¡Qué emocionante saber que no sólo tenemos acceso a Su reino, sino que también vamos a reinar con Cristo!
Ya que este reino es ganado cuando un alma en bancarrota clama a Dios, ¿cómo ocurrió esto originalmente?
Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. (2 Corintios 8:9)
Las riquezas del reino de los cielos están a nuestra disposición porque nuestro Dios se hizo hombre para venir a morar entre la humanidad torcida y pobre, y Él soportó el peso de nuestros pecados sobre la cruz. Mediante la pobreza de nuestro Salvador seremos elevados a Su gloria excelsa. Ésta es una gloria que dura para siempre jamás.
Éste es el resultado final del primer paso revelado de bancarrota espiritual –una bancarrota que dirige a los ricos verdaderos. Qué contraste con la gente de este mundo que enfoca su atención en riquezas terrenales, lo cual resulta en bancarrota eterna.
La gran idea de hoy: Aquéllos que están en bancarrota espiritual pueden hacerse ricos mediante Cristo.
Oración: Ayúdame a mirar hacia tu rico y glorioso galardón..